Nos encontramos en Egipto concretamente en Alejandría en el siglo III d.C.
Acaba de nacer una niña en una familia noble, unos dicen que sus padres eran paganos otros que cristianos y que la bautizaron siendo muy pequeña, también está la teoría de que la bautizaron a los 16 años, nunca lo sabremos con exactitud.
Su padre le ha puesto de nombre Apolonia, ya sabemos cómo es la gente, existen rumores de que su padre ha elegido ese nombre porque es un ferviente adorador del Dios Apolo.
Pasaron los años, y Apolonia creció y se convirtió en una mujer, su fe también había crecido con ella, era tan grande que decidió renunciar al matrimonio y mantenerse virgen para dedicar su vida a Jesús.
Apolonia se convirtió en diaconisa. Eso era un cargo religioso que existía en su época, era una mujer consagrada y bendecida para ejercer determinados ministerios en las Iglesias cristianas Apolonia era una persona importante al ser diaconisa, ella era catequista y predicadora, lo que la puso en el punto de mira.
Una tarde un grupo de hombres la acorralaron y la agarraron. La golpearon con tal brutalidad que perdió todos sus dientes.
La gente de la cuidad dice que Apolonia fue desdentada por los puñetazos que la dieron, otros contaban que fue con una piedra.
También están quienes aseguraron que se emplearon unas tenazas para arrancarle los dientes.
Apolonia dolorida veía como montaban una hoguera, y empezaron a amenazarla con quemarla viva si se negaba a decir blasfemias contra Cristo y que tenía que invocar a dioses paganos.
Apolonia sabía cual iba a ser su final, por lo que les pidió que la liberaran y ella misma salto al fuego.
Apolonia se convirtió en mártir, ahora todos la conocerían como Santa Apolonia.
Durante siglos la gente con dolores dentales le rezaba para aliviar su dolor, ya que cuentan que antes de morir dijo que quienes la invocarán dejarían de sufrir.
Por todo esto Santa Apolonia es considerada la patrona de la odontología.
Esto me recuerda las barbaridades que se han cometido durante la historia contra las mujeres. Ya fueran cristianas o no.
En Edimburgo me contaron que a las mujeres que acusaban de brujas las tiraban a un lago y que si se hundían y morían eran inocentes pero que si flotaban eran brujas y mataban a todas las mujeres de su familia. Por eso cuando las acusaban se llenaban de piedras las faldas y el corsé para asegurarse de que se iban a hundir y así salvar al resto de mujeres de su familia.
El 9 de Febrero celebramos a Santa Apolonia recordando su sacrificio, y su fe, en una profesión cada vez más dominada por mujeres, en un mundo en el que todavía nos queda mucho que decir y sobre todo por hacer para situarnos, cada vez más mantenernos, en el plano de igualdad que nos corresponde por derecho propio.
Para nosotros los dentistas esta Santa Apolonia ha sido muy diferente a las demás. Teñida por el luto, el confinamiento, los toques de queda y el respeto a las víctimas de la pandemia. No había ánimo de celebraciones, ni se podía por las medidas de distanciamiento social.
Quizás ha sido una Santa Apolonia más espiritual, más triste, de la que seguro tendremos algo que aprender.