Otra decepción para la salud pública dental

F. Javier Cortés Martinicorena Estomatólogo. Doctor en Medicina y Cirugía

Comentarios al Plan para la ampliación de la Cartera Común de Servicios de Salud Bucodental en el Sistema Nacional de Salud

Lo que viene a continuación se resume en una palabra: decepción. El Consejo de Ministros en su reunión del 14 de junio ha aprobado el Plan para la ampliación de la Cartera Común de Servicios de Salud Bucodental en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Igualmente aprobó  el Proyecto de Ley por el que se modifican diversas normas para consolidar la equidad, universalidad y cohesión del SNS. Conocer su contenido ha sido una enorme decepción. Este Plan es “más de lo mismo”, es un “darle vueltas al chocolate”. Aunque a fuer de pensar en positivo -que no le acusen a uno de derrotista y puntilloso- creo que presenta algún aspecto novedoso, algún otro meramente decorativo y muchas lagunas que intentaré desarrollar a continuación.

“la dirección del proyecto y el equipo técnico ministerial parece que no ha contado con ningún profesional de la odontología”

En su balanza positiva es necesario reconocer que el Ministerio de Sanidad hace una apuesta por estudiar, analizar y reconocer la necesidad e insuficiencia de los servicios de Salud Bucodental en nuestro SNS. Para la elaboración del plan se creó un  Grupo de Trabajo que ha contado con representantes de las Comunidades Autónomas y de la profesión a través del Consejo General y de sociedades científicas. Sin embargo, la dirección del proyecto y el equipo técnico ministerial parece que no ha contado con ningún profesional de la odontología. Basta con leer el documento completo para darse cuenta de ello. Y entre los colaboradores externos parece que alguno no conoce esta área sanitaria o, simplemente, la enjuicia mal. Solo así se pueden entender algunas de las afirmaciones de colaboradores incluidas del apartado final. Cito textualmente alguna: “…hay que descartar cada vez con más vehemencia los tratamientos pulpares por caries como la endodoncia de molares…/…por su elevada tasa de fracaso y el ensañamiento terapéutico que supone”; o más adelante: “Por el mismo motivo no son viables ni necesarias obturaciones o pulpotomías/pulpectomías en dentición decidua”. Está bien reconocer que en las actuales circunstancias no se pueden financiar, pero decir que son ensañamiento terapéutico y que no son necesarias… ¡Qué barbaridad!

“La endodoncia excluida”. Está bien reconocer que en las actuales circunstancias no se pueden financiar, pero decir que son ensañamiento terapéutico y que no son necesarias… ¡Qué barbaridad!

Entre los objetivos del plan hay que alabar el que se incluya la necesidad de homogeneizar las prestaciones para enfrentar las inequidades que se dan actualmente según la CA en la que se resida. También que se reconozca la necesidad de diseñar sistemas de información, herramientas imprescindibles para la dirección y gestión de los servicios. Sin esas herramientas no es posible la evaluación de los servicios. Lo que no menciona el documento es la necesidad de contar con dirección estratégica y unidades de gestión de servicios de SBD tanto a nivel nacional como regional, en los que un odontólogo/estomatólogo esté al frente.  A día de hoy pocas CA lo tienen y desde luego no existe a nivel nacional.  Esto es prioritario y lo contrario es empezar la casa por el tejado. Estas cuestiones han sido reclamadas desde diversos ámbitos y desde hace tiempo, así como en los Informes sobre Servicios de SBD editados por SESPO.

El documento hace un análisis pormenorizado de los servicios y prestaciones existentes, pero no así de la experiencia de gestión de estos servicios en varias comunidades desde hace ya más de 30 años.  Además, elude la gran cantidad de información, publicaciones y análisis de esta área de la salud que se ha generado desde el nacimiento de los PADI en los años 90. Hasta la fecha, se han publicado tres ediciones del Informe sobre los Servicios de Salud Bucodental en España y diversos autores, entre los que me encuentro, han publicado estudios sobre el estado de la SBD en nuestro país y su situación epidemiológica.

El Plan se denomina de “ampliación” de la cartera común de servicios. Es cierto que hay algo de ampliación, pero poco. De entrada, la mayoría de las prestaciones (para 6-14 años, embarazadas y discapacitados) ya están reconocidas desde el RD 1039/2006, y no son ninguna novedad. Por el contrario, este nuevo plan limita las obturaciones respecto del Decreto anterior ya que solo se contemplan  “…en lesiones que no se asocien con daño pulpar irreversible producido por caries”. La endodoncia, excluida; recordemos las extravagantes afirmaciones mencionadas anteriormente. Si hubieran consultado los datos, que existen y son muchos, habrían conocido que en las CC.AA donde sí está reconocida, la endodoncia supone en estas edades  el 0,01-0,08% de los tratamientos (véase los informes de gestión de Navarra y País Vasco). Entiendo que si no se dispone de recursos propios para ello, se pueden externalizar.

La novedad más importante y ciertamente positiva es que se incluyen los niños/as de 0 a 5 años con prestaciones  preventivas. Porque la otra ampliación, las asimismo prestaciones preventivas para personas diagnosticadas de procesos oncológicos del área cervico-facial, es un auténtico “brindis al sol”. Un ajuste de última hora para adornar el plan y justificar la ampliación.

Entre las carencias del plan cabe destacar como más relevantes:

  1. La financiación es a todas luces insuficiente. Se han asignado algo más de 44 millones de euros (Ley 22/2021, PGE) cuando el gasto en 2019 sólo de las comunidades que informan sobre el mismo (8 de 17) y solo para la atención infanto-juvenil fue superior a 48 millones.
  2. No concreta la vía de provisión de estos servicios. El proyecto de Ley sobre universalidad y cohesión del SNS aprobado el mismo día, contempla que el modelo será el de “gestión directa” entendida ésta como “administración del sector público institucional” aunque deja abierta la vía “excepcional, justificada y motivada objetivamente” de gestión indirecta, es decir, externa. Se obvia la experiencia positiva de 30 años de sinergia público-privada en la prestación de servicios dentales.
  3. Tampoco hace una valoración de los recursos humanos necesarios para la implementación de estas prestaciones y así cumplir con los objetivos de homogeneización y equidad de acceso. Si la vía preconizada desde el Ministerio de Sanidad es la de gestión directa, será necesario ampliar el dispositivo asistencial en aquellas comunidades que no opten por la concertación con el sector privado. Porque los recursos humanos empleados en el sector público en esta área son claramente insuficientes. El plan sí concreta que: “… los equipos o unidades de salud bucodental estarán compuestos por dentistas, técnicas/os superiores en higiene bucodental y/o técnicos auxiliares en cuidados de enfermería”. Se deberán contratar muchos de estos profesionales. ¿La asignación presupuestaria lo ha tenido en cuenta?
  4. El calendario de implementación es, sencillamente, incumplible.

Este nuevo plan cumple un propósito propagandístico y aporta poco a una planificación seria de esta área de la salud.

La experiencia habida de provisión mixta durante más de 30 años en las CC.AA. con PADI debería servir para algo. Esta experiencia ha sido exitosa y así se ha reconocido en diversos trabajos publicados. Todos los agentes implicados la han valorado positivamente: la  población, el financiador y el proveedor. El Ministerio no lo valora, o mejor dicho, los nuevos responsables lo ignoran.

Durante muchos años, los responsables políticos de las otras comunidades que no tienen PADI, no han implementado con toda su fuerza  las prestaciones reconocidas desde el año 2006. No han dotado a las unidades de salud bucodental de recursos suficientes, ni de dirección estratégica, ni de dispositivo asistencial. Y no me digan que desde 2006 no han tenido tempo. Este mundo de la salud pública dental es pequeño. Hay muchos profesionales de las unidades SBD que derrochan entusiasmo en su labor asistencial, preventiva, de promoción y educación de la salud pero que no se han visto apoyados por una Administración que no ha valorado su importancia. Hay que repetirlo una vez más hasta que se comprenda: la salud oral es parte inseparable de la salud general. Este nuevo plan cumple un propósito propagandístico y aporta poco a una planificación seria de esta área de la salud.