Cuando toda esta pesadilla empezó nos dijeron que solo atendiéramos urgencias, nos dijeron que nos protegiéramos, que cambiáramos nuestros protocolos, que donáramos nuestro material de protección a hospitales y ambulatorios y lo hicimos.
Pasamos miedo por el futuro de nuestras clínicas, por llevarnos el bicho a casa y la vida que todos conocíamos desapareció.
Las calles vacías se fueron llenando de gente con mascarillas, con gel hidroalcohólico por todas partes… el mundo había cambiado y nosotros también. Nos acostumbramos a mandar salvoconductos a los pacientes para que pudieran venir a sus citas, a los controles de temperatura, a los test de antígenos.
Y de repente llego la esperanza, la vacuna. Supongo que lo que vivimos en la Junta del Colegio de Madrid se repitió en todos las Juntas de los Colegios de Dentistas de España.
Debatíamos la vacuna, la queríamos cuánto antes, era una cuestión prioritaria que nos quitaba el sueño. La gestión de cómo, cuándo y que teníamos que hacer para que nos la dieran. Si tuviéramos que comprar congeladores o no y muchas otras cosas más.
Una Junta con un solo objetivo proteger a todo el equipo de las clínicas, auxiliares, higienistas y dentistas. Nunca habíamos organizado nada parecido. La repuesta de la Comunidad de Madrid, desde la Consejería de Sanidad, no ha podido ser más satisfactoria, ceder la gestión de la vacunación al propio colegio ha marcado un ejemplo de colaboración entre administraciones.
El sentido común, el menos común de los sentidos, en Madrid triunfo. La capacidad de entendimiento entre el presidente del COEM y el consejero de Sanidad, permitió vacunar a todo el colectivo en tiempo récord y abrir una puerta a futuras colaboraciones en beneficio de toda la sociedad a la que nos debemos.
Nunca olvidaré el día que empezó la vacunación en el COEM, estaba nerviosa, aunque estaba todo estudiado al milímetro.
Cuando vi al primer colegiado vacunándose de la emoción casi se me salta una lágrima, lo habíamos conseguido, empezaba el primer paso para el fi n de esta época tan oscura.
El futuro sin miedo había empezado en ese instante. Lo veía en la cara de alivio que ponían todos los compañeros que pasaron a vacunarse, el miedo y la angustia se desvanecía, lo sabíamos esto iba a salvar vidas.
Porque sé todo el esfuerzo que se ha hecho quiero dar las gracias a todos los presidentes de los Colegios Profesionales de Odontólogos y Estomatólogos de toda España y a sus Juntas por sus contactos con las Comunidades Autónomas, por todo el interés y preocupación que han tenido para ayudarnos en esta pandemia.
Ahora nos queda pensar en el futuro de la profesión, si los nuevos protocolos han venido para quedarse o si volveremos a la vida de antes. ¿Cómo va a terminar la crisis que nos ha sacudido?
Respuestas que tendremos que solucionar entre todos.