José Manuel Almerich

«Más que aumentar prestaciones, defiendo aumentar la salud bucodental de las personas»

La creación de la Fundación Lluís Alcanyís responde a la necesidad de dar una respuesta asistencial ordenada al crecimiento de los estudios de grado y posgrado de Odontología en la Universidad de Valencia. Su director general, José Manuel Almerich, es socio fundador de la Sociedad Española de Epidemiología y Salud Oral y un magnífico testigo de la notable evolución de la prevención en España, gracias fundamentalmente a la progresiva implantación del PADI. Es profesor de Odontología Preventiva y Comunitaria, coordinador del Grado en Odontología y director del Master en Ciencias Odontológicas en la Universidad de Valencia. Partidario de mejorar la salud bucodental más que de aumentar las prestaciones públicas, Almerich apunta un objetivo preventivo tan ambicioso como complicado: la reducción del consumo de bebidas azucaradas, especialmente entre los más jóvenes. Admite con preocupación que la plétora es el punto más débil de una profesión que, mirando hacia el futuro, debe familiarizarse más con la gestión y apostar decididamente por las sociedades profesionales como manera más efectiva de regulación de un sector que no necesita de más centros formativos.

REDACCIÓN


Odontólogos de hoy: ¿Cuál es el origen de la Fundación y por qué motivo se creó?

José Manuel Almerich: La Universidad de Valencia, fundada en 1499, ha tenido desde sus orígenes una fuerte especialización y dedicación en el campo de la salud. Prueba de ello es que los estudios que se constituyeron inicialmente en los inicios en el siglo XV fueron los de Medicina y Leyes. Esta dedicación a los estudios en ciencias de la salud ha sido motivo constante de preocupación para proveer a los estudiantes de unas prácticas adecuadas y de calidad en el mismo entorno sanitario. La creación de los convenios con la red hospitalaria pública de la Comunidad Valenciana en los años 80 dio una amplia cobertura y soporte a las prácticas sanitarias de las titulaciones que se relacionan con aspectos de la sanidad completamente asociados a la cartera pública de servicios, fundamentalmente Medicina y Enfermería. Esto, con el tiempo, puso de manifiesto las dificultades que otras titulaciones, en las que se forma a profesionales que van a tener su labor asistencial relacionada con prestaciones que no siempre están en el catálogo de la sanidad pública, tenían, en que los alumnos pudieran disponer de prácticas de calidad, en las que pudieran seguirse las directrices de los planes de estudio respecto a la consecución de las competencias y habilidades clínicas requeridas.

La docencia de Estomatología en la Universidad de Valencia se inició a finales de los años 70 del siglo XX, como en otras universidades españolas que contribuyeron a completar la entonces escasa oferta de estudios que ofrecía la Universidad Complutense de Madrid. Concretamente en el año 1978, con una Escuela de Estomatología en la que se formaban sólo 30 especialistas por curso, con una clínica universitaria de dimensiones reducidas y con unas limitadas capacidades de actuación. La implantación de la odontología, desde 1986, trajo la creación de una nueva clínica odontológica en la Universidad de Valencia, en la que se dotó de los equipamientos y espacios necesarios para la formación de 80 alumnos por curso, a los que se fueron añadiendo títulos propios de postgrado y especialización además de otros cursos de especialización profesional.

En el año 2008, el Rectorado de la Universidad de Valencia, motivado por la creciente actividad de la Clínica Odontológica y el crecimiento de la labor asistencial asociada a los estudios de grado y postgrado en Odontología, decide dotarse de una organización, sin ánimo de lucro, que pudiera ayudar a organizar toda esa actividad en el marco de una clínica que reuniera todos los requisitos del registro de centros sanitarios de la Comunidad Valenciana, mejorara la calidad de la asistencia a los pacientes y organizara las acciones de asistencia social y de cooperación que ya se estaban realizando de forma aislada por algunos colectivos de profesores y personal de administración y servicios.

La creación de la Fundació Lluís Alcanyís de la Universidad de Valencia de la Comunidad Valenciana se constituye con un Patronato que preside el Rector de la Universidad de Valencia y en el que están representados el consejo de dirección de la universidad, los centros y departamentos relacionados con las clínicas, el Consejo Social, la Consejería de Sanidad y los colegios profesionales.

En la actualidad, la Fundació Lluís Alcanyís integra las clínicas de odontología, podología, optometría, logopedia, nutrición, actividad física adaptada y fisioterapia y la reciente incorporación de la clínica de psicología.

ODH: ¿Cuáles son sus principales principios fundacionales?

JMA: La Fundació Lluís Alcanyís tiene como objetivo fundacional el desarrollo de actividades formativas, asistenciales y sanitarias relacionadas con el proceso formativo de los estudiantes de la Universidad de Valencia, por lo que contribuye a la mejora de la calidad de vida de las personas. Pero, además, la Fundación se muestra activa y participativa con diversos organismos y empresas que promueven y fomentan la inclusión y el desarrollo social.

ODH: ¿Qué actividades desarrolla en la actualidad?

JMA: La actividad de la Fundación está dirigida a la atención de las prácticas de los estudiantes de salud de la Universidad de Valencia y constituye el marco idóneo para recibir una formación de calidad, con la interacción y realización de tratamientos en situaciones de simulación y de práctica clínica real. La Fundación cuenta con un equipamiento de última generación y de unas modernas instalaciones fruto del gran esfuerzo de renovación realizado conjuntamente por la Universidad y la propia Fundación. Como actividad adherida a la docencia, la Fundación realiza actividades de investigación relacionada con los cursos de postgrado o con proyectos procedentes de convocatorias de empresas privadas o de convocatorias públicas de concurrencia competitiva.

La Fundación, como organismo público, tiene un compromiso de actuación sin ánimo de lucro y es en este sentido en el que se desarrolla su actividad en el ámbito de la acción social y la cooperación, con colectivos de especial interés y atención por su condición de desfavorecida en la salud o por el desarrollo de acciones específicas de cooperación, por medio de programas propios o por la colaboración con los programas desarrollado directamente por nuestro Vicerrectorado en Relaciones Internacionales y Cooperación.

«Los conocimientos en gestión son cada día más necesarios, tanto para los profesionales del presente como los del futuro».

ODH: ¿Cuáles son las organizaciones con las que tiene relación y con qué propósito colabora con ellas?

JMA: Nuestra relación con la docencia de las titulaciones de salud y nuestra actividad asistencial sociosanitaria motivó, desde nuestros inicios, la búsqueda de convenios con la sanidad pública, y no es por casualidad que en la composición de nuestro Patronato se cuente con la presencia de la consejera de Sanidad Universal y Salud Pública de la Comunidad Valenciana. En la actualidad, contamos con un convenio para el tratamiento de cordales del cupo del plan de choque, una unidad mixta de Pie Diabético, entre el Servicio de Endocrinología del Hospital La Fe y nuestra Clínica Podológica, y una reciente unidad mixta de colaboración en el tratamiento de los pacientes afectados por labio leporino y fisura palatina, entre el Servicio de Cirugía Maxilofacial del Hospital La Fe y nuestra unidad de Ortodoncia de la Clínica Odontológica, a la que ahora se ha añadido el grupo de trabajo de nuestra Clínica de Logopedia. En el último año, nos hemos adherido al Convenio Marco para el establecimiento de la Alianza en Investigación Traslacional en Enfermedades Raras de la Comunidad Valenciana, auspiciada y promovida por nuestra Consejería.

A estas colaboraciones hay que añadir una larga lista de convenios con organizaciones y asociaciones relacionadas con colectivos de personas con diversidad funcional, o que se ocupan de la atención de colectivos desfavorecidos y con necesidades en la atención socio-sanitaria que nosotros ofrecemos. La lista es ya extensa y puede consultarse en nuestra página web (www.fundaciolluisalcanyis.org).

ODH: Es usted socio fundador de la Sociedad Española de Epidemiología y Salud Pública Oral (SESPO), cuyo nacimiento se remonta a 1992. ¿Cuáles han sido los avances en prevención en estos 25 años?

JMA: Efectivamente, tuve el honor y el privilegio de encontrarme entre el reducido grupo de profesionales que decidimos unirnos para trabajar en el desarrollo de la salud pública oral en España, con una gran ilusión que en la actualidad aún algunos mantenemos. En el año 1994 fui el primer presidente electo por los socios y empezaron unos años en los que la Odontología Comunitaria comenzaba a manifestarse con realidades tangibles en nuestro país. Tal vez la implantación de los Planes de Atención Dental Infantil (PADI’s) en el País Vasco y Navarra pueden considerarse como los avances más destacados, que posteriormente fueron arrastrando a otras comunidades autónomas. Aunque el seguimiento ha sido particularmente lento y desigual. No podemos olvidar que algunas comunidades no implantaron unos servicios preventivos odontológicos accesibles para la población infantil hasta 2008. En todo caso considero que la contribución de la SESPO ha sido de especial relevancia. Hemos ido acercando ponentes nacionales e internacionales de alta cualificación a nuestros cursos y congresos, en los que ha ido aumentando el colectivo de asistentes que se dedica a la asistencia odontológica en la Atención Primaria. Hemos redactado guías y protocolos que han sido publicados, siempre de forma gratuita y facilitando al máximo su difusión, entre los profesionales interesados en la Odontología Preventiva y Comunitaria. Hemos presentado dos ediciones del catálogo de la oferta de servicios públicos de salud bucodental en España, en 2005 y 2013. Pero, tal vez, la expresión más destacada de la contribución de la SESPO a la salud bucodental en España ha sido nuestra firme voluntad de hacer comprender, al conjunto de nuestra profesión odontológica, la necesidad de unos servicios preventivos odontológicos de carácter público y con una buena accesibilidad. Algunos aún recordamos las reticencias y resistencias de determinados colectivos de nuestra profesión cuando en los años 90 se inició la implantación de los primeros PADI’s y también cómo estas resistencias se fueron venciendo, supongo que en algunos casos ayudados de los informes que sobre la evolución de estos programas la SESPO iba publicando.

Tal vez, si tuviéramos que destacar los avances más importantes conseguidos en estos 25 años, deberíamos reconocer las mejoras en la educación sanitaria en materia de salud oral que la población española ha experimentado durante este periodo. Una actualidad de clínicas basadas en economía de mercado y dirigidas casi exclusivamente al tratamiento mecanicista no debe hacernos perder la perspectiva de los cambios que se han ido produciendo. Las mejoras en la higiene oral diaria, el uso de fluoruros y el reconocimiento de la necesidad de acudir al dentista con cierta periodicidad son objetivos que se han ido mejorando, a pesar de que reconozcamos que su nivel de consecución aún no sea el adecuado. Por supuesto, nos queda un largo camino por recorrer y, tal vez, la reducción del consumo de bebidas azucaradas por parte de nuestros niños y adolescentes sea uno de los retos más próximos que debemos acometer junto con las autoridades de consumo.

ODH: Si estuviese en su mano, ¿qué proyecto implementaría para aumentar las prestaciones odontológicas en el Sistema Nacional de Salud?

JMA: Más que aumentar las prestaciones odontológicas, yo me pediría aumentar la salud bucodental de las personas. Las enfermedades odontológicas más prevalentes, caries y enfermedades periodontales, tienen una fuerte relación con los estilos de vida y, también, un efecto acumulativo a lo largo de la vida.

Si queremos mejorar sensiblemente la situación actual debemos pedir que las prestaciones preventivas del Sistema Nacional de Salud en materia de salud oral incluyan a los niños desde el nacimiento. En el grado de conocimiento del que disponemos hoy no puede aceptarse que se desprecie la prevención y el tratamiento de la dentición temporal. Los niños con caries en sus dientes decíduos van a convertirse en niños y adolescentes con un alto riesgo de caries en su dentición permanente y, también, van a ser adultos con un alto riesgo de caries para toda su vida. Probablemente, deberíamos tomar muy en serio algunas alternativas y alianzas que nos hablan de trabajar para un futuro con niños libres de caries.

ODH: Es usted docente en un área con gran sensibilidad por la odontología social y, al mismo tiempo, tiene responsabilidades de gestión. ¿Cómo valora la formación en gestión de los estudiantes de Odontología? ¿Y la de los profesionales establecidos?

JMA: Los conocimientos en gestión son cada día más necesarios para los profesionales de la odontología y no solo para los futuros odontólogos.

La forma de ejercicio de la profesión está cambiando desde la práctica individual a las prácticas asociadas o las grandes empresas que colonizan nuestras ciudades. Por otro lado, muchos de los futuros odontólogos van a vivir toda su vida profesional como asalariados, lo cual no deja de ser una perversión de una actividad que siempre ha estado definida como profesión. Dentistas empresarios, dentistas con práctica profesional asociada o dentistas por cuenta ajena van a necesitar un mejor conocimiento del marco normativo y de la gestión de su actividad, más allá de las competencias relacionadas con su capacidad de diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades orales.

Parece que los futuros odontólogos lo han detectado y la presencia de asignaturas con contenidos de gestión en los planes de estudio de algunas universidades ha tenido muy buena aceptación.

ODH: El trabajo hoy en día está vinculado al desarrollo de protocolos. ¿Cree que esta manera de trabajar está mejorando los resultados?

JMA: Vivimos en la explosión de la Medicina Basada en la Evidencia y, por consiguiente, nuestras actuaciones deben observar los principios de la Odontología Basada en la Evidencia. La toma de decisiones en los procedimientos diagnósticos y terapéuticos que utilizamos a diario deben estar basados en el cono- cimiento científico actual, siempre teniendo en cuenta las necesidades y preferencias del paciente. Los protocolos nos ayudan a disponer de forma simplificada los conocimientos actuales sobre un determinado tema y establecer los procedimientos a aplicar en cada caso, con el máximo beneficio para el paciente y las mejores condiciones de seguridad respecto a nuestra responsabilidad profesional.

ODH: ¿Considera que la ética y los resultados económicos conviven en armonía o no?

JMA: No sólo considero que conviven, creo que la ética es una condición inseparable de toda nuestra actividad asistencial y esta actividad debe y puede garantizar una remuneración digna para el profesional. No obstante, mi relación próxima con profesionales jóvenes, que han terminado sus estudios recientemente, me ha permitido recoger la queja de una cierta presión a la que se sienten sometidos algunos de estos jóvenes dentistas que trabajan por cuenta ajena, sobre todo en las clínicas de economía de mercado. Si vamos a continuar con esta irregular ordenación de la profesión odontológica, debería exigirse que estas empresas hicieran uso de su responsabilidad social corporativa y publicaran unos adecuados códigos de buenas prácticas, que garantizaran la independencia de criterio del profesional en su juicio clínico y dejaran fuera de toda duda la posibilidad de inducir al sobretratamiento.

ODH: La plétora profesional es una de las grandes preocupaciones del sector. ¿Se debe poner freno a la apertura de centros de estudios?

JMA: Este es el punto más débil de la actual ordenación de la profesión. La inacción de las autoridades sanitarias y educativas españolas en la planificación sanitaria de la odontología durante las últimas décadas, nos ha traído una situación complicada y difícil de superar. En el sistema actual, cuando una universidad decide implantar una titulación de grado en odontología tiene que preparar una memoria de verificación que remite a la ANECA para ser evaluada. Cuando se ha obtenido esta evaluación inicial positiva, la potestad de crear la nueva titulación queda en manos de las autoridades educativas de la correspondiente comunidad autónoma y se da la paradoja de que, a veces, la consejería de educación de esta comunidad olvida consultar con la consejería de sanidad la conveniencia de la implantación de un nuevo título de grado. En estas condiciones, la capacidad del Estado para influir en la regulación del sistema formativo es prácticamente nula. Conocemos reiteradas recomendaciones que han llegado desde la profesión organizada y desde la Conferencia Nacional de Decanos, pero el cambio legislativo necesario no se ha producido.

Por supuesto que creo que debe limitarse la apertura de nuevos centros, pero la realidad es tozuda y este curso han iniciado estudios de grado en odontología, al menos, dos nuevas universidades.

No debe servirnos de consuelo, pero conviene saber que esta situación se está produciendo también con los estudios de medicina y enfermería, hasta el punto de estar sobrepasando la posibilidad de garantizar las prácticas necesarias en el sistema sanitario público.

ODH: La creación de especialidades oficiales es una cuestión pendiente de resolver en esta profesión. ¿Cuál es su opinión sobre dónde deberían acreditarse y formarse los futuros especialistas? ¿Qué áreas deben ser objeto de especialización oficial?

JMA: Creo que en este proceso hemos perdido mucho tiempo, tal vez por la falta de sintonía entre la profesión organizada y la academia, hasta quedar en una situación de franca marginación respecto a la mayoría de los países de la Unión Europea. Parece que en los últimos tiempos el diálogo entre Consejo de Dentistas y la Conferencia de Decanos se ha hecho más fluido y podemos albergar esperanzas al respecto. Creo que sólo cuando profesión y universidad puedan ir juntas al Ministerio de Educación y hacer una petición concreta y de consenso empezaremos a ver el desbloqueo de la situación actual. El paso del tiempo no hará más que empeorar la situación con la continua aparición de nuevos títulos de postgrado que, en muchos casos, defraudan las expectativas de los alumnos que se inscriben.

La gran mayoría de los programas de especialización existentes en los países europeos incluyen competencias en investigación y el desarrollo del juicio crítico que el profesional adquirió en la formación de grado. Por tanto, no se limitan exclusivamente a la realización de un practicum más o menos ampliado en la materia de la especialidad. Parece que, en este sentido, las universidades podrían asumir con plena capacidad esta formación, siempre que se encuentren dotadas de clínicas odontológicas acreditadas, en las que se puedan garantizar los derechos de los pacientes respecto a la realización de los tratamientos pluridisciplinarios que éstos pudieran requerir.

Las especialidades a implantar y la priorización nos viene bastante determinada por la normativa europea al respecto y va a representar pocos inconvenientes, cuando se hayan resuelto los más genéricos, como los procedimientos de acceso a la especialidad o la relación de cada una de las especialidades con el catálogo de prestaciones de la sanidad pública. En la actualidad ya disponemos de algunos postgrados de universidades españolas que imparten curricula homologados con las recomendaciones elaborados por asociaciones o sociedades científicas de prestigio en el ámbito europeo.

ODH: Díganos para finalizar una recomendación para los jóvenes profesionales que inician su andadura en el ejercicio de la odontología.

JMA: Creo que no podemos resumirlo sólo en una. Lo primero, deben saber reconocer que ésta es una profesión vocacional y que pueden encontrar una magnífica realización en su ejercicio profesional. Segundo, tienen que reconocer los cambios de los últimos años y no conformarse con la situación actual. Dentistas jóvenes y menos jóvenes deben actuar de forma con- junta para devolver la condición de profesión a nuestra actividad. Hay algunos cambios legislativos que deberían proponerse como la regulación de la publicidad, aunque tal vez el más efectivo fuera la obligatoria regulación de la profesión a través de sociedades profesionales. Si todos los socios de las empresas que ostentan la titularidad de clínicas tuvieran que ser odontólogos el panorama actual podría cambiar sensiblemente. Por último, les recomiendo que piensen en una práctica profesional asociada, con varios compañeros de distintas especialidades, sin olvidar la importancia de la odontología general, dentista de familia o dentista de cabecera que va a seguir constituyendo, por muchos años, la mayor necesidad de odontólogos en nuestro país. ●