Jaime A. Gil

«Por encima de cualquier disciplina está la salud bucal»

La vida de Jaime Gil discurre entre dentistas: los que sembraron su vocación, los que mejoraron su formación en Estados Unidos, los que fueron eligiéndole para notables responsabilidades en sociedades científicas y, en fin, los que más le quieren y apoyan, su mujer y sus hijos, dentistas como él. Defensor de la consulta multidisciplinar y de la formación continuada, Gil considera sin embargo, que el exceso de oferta académica puede estar abrumando y al final ahuyentando a muchos profesionales. Su pasión es la estética dental, en la que muy posiblemente ha logrado alcanzar la excelencia. Aunque subraye que, por encima de cualquier otra disciplina, está la salud bucal. Esta debe ser la única y universal prioridad para cualquier dentista.

REDACCIÓN

 


Odontólogos de hoy: ¿Cómo surgió su vocación por la odontología?

Jaime Gil: Tuve la inmensa suerte de que mis padres eligieran como dentista de la familia a José Ramón Cirarda, un profesional excepcional, auténticamente enamorado de nuestra profesión. Los tres últimos cursos de la licenciatura de Medicina los compatibilicé con las visitas casi diarias a su consulta. Cuando finalicé los estudios de la titulación, no tenía ninguna duda sobre la especialidad que deseaba ejercer: la estomatología.

ODH: ¿Qué motivó su decisión de formarse al terminar sus estudios de estomatología en Estados Unidos? ¿Hasta qué punto esta decisión ha marcado su vida profesional?

JG: Desde niños nuestro padre nos inculcó la idea de completar nuestra formación postgraduada en una universidad de prestigio en Estados Unidos. Cuando estaba cursando primero de Estomatología en la Universidad Complutense de Madrid, mi amigo y mentor Amancio Tomé, cuya consulta visitaba frecuentemente, me sugirió que asistiera al curso de Alex Koper, chairman de Advanced Prosthodontics en la Universidad del Sur de California. Yo seguí su sabio consejo y me desplacé a Benicassim con el convencimiento de que where there is a will, there is a way! Las circunstancias del azar quisieron que acabara traduciendo su curso y que el profesor Koper me invitara a realizar mi formación postgraduada en la Universidad del Sur de California. Esta decisión, sin duda, ha marcado toda mi vida profesional.

ODH: ¿Cómo fueron sus inicios profesionales en su ciudad, Bilbao?

JG: Regresé a Bilbao con el proyecto de montar una consulta multidisciplinar junto con mi amigo Borja Zabalegui. No inventamos nada, simplemente importamos a Bilbao el concepto de consulta multidisciplinar que habíamos visto que imperaba en Estados Unidos. La respuesta de los ciudadanos de Bilbao fue espectacular y en tres meses teníamos las agendas totalmente llenas.

ODH: Es usted catedrático de la Universidad del País Vasco. ¿Cómo fueron sus inicios en la docencia?

JG: A mi regreso de Estados Unidos, Fernando del Río de las Heras, catedrático de Prótesis Estomatológica de la Universidad Complutense de Madrid, me animó a considerar la posibilidad de dedicarme a la docencia. Siguiendo sus consejos, solicité una plaza de profesor asociado en la Universidad del País Vasco y en el ejercicio de la misma descubrí que la docencia era una actividad muy gratificante y que me encantaba el trato con el alumnado. Posteriormente, años más tarde, obtuve por concurso-oposición la plaza de Catedrático de Universidad.

Jaime Gil, su esposa Margarita y sus hijos Alfonso y Jaime.

ODH: ¿Qué interés por la formación continuada tienen los dentistas en nuestro país?

JG: Cuando en 1982 iniciamos la USC Extension Europe, la respuesta de los dentistas de nuestro país fue espectacular, yo diría que incluso masiva. Actualmente la oferta de actividades de formación continua es tan desbordante que algunos cursos tienen una asistencia muy reducida. No obstante, yo creo que esto es más debido a un exceso de oferta y no a una disminución en el interés por la formación continuada por parte de los profesionales.

ODH: Usted ha presidido diferentes y prestigiosas sociedades y organizaciones profesionales.

JG: La primera sociedad en la que tuve el honor de ser presidente fue la Sociedad Española de Prótesis Estomatológica. Tengo un recuerdo entrañable de aquellos dos años en los que aprendí que ser presidente de una sociedad científica es estar al servicio de sus miembros, discurriendo qué nuevas actividades podrían ser más beneficiosas para todos ellos. La European Academy of Esthetic Dentistry fue mi segunda experiencia como presidente de una sociedad científica. La EAED nació promovida por los miembros europeos de la American Academy of Esthetic Dentistry entre los que tenía el honor de encontrarme. La reunión fundacional se celebró en Montecarlo con un éxito clamoroso. El nivel de excelencia de esta reunión fue tan espectacular que se hizo patente que esta academia estaba llamada a ser una de las líderes de la estética dental en el mundo entero, como así ha quedado demostrado a lo largo de estos últimos años. La European Journal of Esthetic Dentistry, publicación oficial de nuestra Academia, está considerada una de las mejores revistas de este ámbito en el mundo y es una de las publicaciones oficiales de la Sociedad Española de Prótesis Estomatológica y Estética (SEPES). La tercera sociedad científica que he tenido el honor de servir como Presidente es el International College of Prosthodontics que engloba a la mayoría de las sociedades científicas de Prostodoncia de los cinco continentes. El ICP fue fundado por un triunvirato de lujo –Jack Preston, Peter Scharer y Harold Prieskel–, con la finalidad de promover la especialidad en el mundo entero. Es un hecho indiscutible que el ICP ha contribuido a que la Prostodoncia haya sido reconocida ya como especialidad odontológica en varios países del mundo. Finalmente, el International College of Dentists (ICD) es una sociedad de ámbito mundial, aunque está perfectamente organizada en secciones por los cinco continentes. El ICD es una organización que premia a los profesionales más distinguidos del ámbito dental, tanto en el académico como en el institucional.

Jaime Gil y Nacho Rodríguez, presidente de Sepes

ODH: Es usted presidente electo de la Federación Internacional de Estética Dental, el primer español que ocupa este cargo al que es muy difícil acceder. ¿Qué supone este nombramiento para usted y para la odontología española?

JG: La International Federation of Esthetic Dentistry fue fundada en Florencia en 1994, y tuvo como primeros presidentes a los doctores Takao Maruyama y Ronald Goldstein. Su misión es englobar y coordinar a las más de cuarenta asociaciones nacionales de Estética Dental que hay en el mundo fijando objetivos y estrategias comunes para transmitir a los ciudadanos la importancia de conseguir una excelencia estética en todos los tratamientos dentales quirúrgicos y restauradores. Uno de los mensajes más importantes de la IFED es que lo primero y primordial es la prevención y con- seguir restablecer la salud bucal. Entonces y sólo entonces nos centraremos en conseguir la excelencia estética en nuestros tratamientos restauradores.

ODH: Todos los miembros de su familia son dentistas…

JG: Mi mujer, Margarita, es ortodoncista y dirige el Centro Dental El Parque, en Bilbao, junto con su hermana Begoña que es odontopediatra. Asimismo, mis dos hijos son licenciados en Odontología. Alfonso, el mayor, ha cursado el Advanced Periodontology Program en la Universidad del Sur de California y continuó su formación en Advanced Surgical Implant Dentistry en la Universidad de California de Los Ángeles. Alfonso es board certified por la American Academy of Periodontology. Actualmente continúa sus estudios de Postgrado en la Universidad de Zurich, en el Departamento de Prótesis Dental, dirigido por Christoph Hammerle. Jaime, el pequeño, acaba de finalizar sus estudios de Grado en Odontología obteniendo el premio al mejor expediente de su promoción. Actualmente se encuentra cursando un posgrado en Ortodoncia en la Universidad de Valencia.

ODH: Su agenda tiene fama de no tener espacios libres. ¿Le queda tiempo para aficiones fuera de la profesión?

JG: Tengo la enorme suerte de sentir una auténtica pasión por la educación continuada a la que he dedicado cientos de horas durante todos estos años. También me gusta leer, la música y jugar al ajedrez.

ODH: ¿Nos puede transmitir una recomendación para los dentistas jóvenes que están en sus inicios profesionales?

JG: A nivel profesional, me gustaría recomendarles que continúen su formación profesional durante toda su vida. Nunca se acaba de aprender. A nivel personal, recordarles que el día que tengan una pareja estable o decidan casarse vivan con el lema clave para conseguir un mundo feliz: happy wife, happy life!

Foto del Board del International College of Prosthodontics con todos sus miembros (Madrid, septiembre de 2008).

Pasión e ingenio por la formación continuada

ODH: Su presencia en cartel, si me permite la expresión, en actividades de formación continuada es parte del paisaje de la profesión en España. ¿Dónde nace esta intensa actividad?

JG: Un hecho decisivo en mi trayectoria profesional es mi pasión por la formación continuada. Pocos meses antes de graduarme en la Universidad del Sur de California, Alex Koper, director del Advanced Prostodontic Program USC y también chairman del Departamento de Continuing Education, me propuso organizar una extensión de USC en Europa, dedicada a la formación continuada, teórica y práctica de los profesionales en ejercicio. En octubre de 1982 organizamos el primer curso de la USC Extensión Europea, en Madrid y Barcelona.

Este fue el comienzo de una serie de cursos que se prolongaron durante casi dos décadas. Yo seleccionaba a los profesores y clínicos de mayor prestigio en Estados Unidos y les invitaba a dictar un curso de dos días en el auditorium de Banca Catalana en Barcelona y posteriormente, al siguiente fin de semana, en el Hotel Meliá Castilla de Madrid. Entre uno y otro curso también les invitaba a una pequeña vacación en el Hotel Puente Romano de Marbella.

El éxito de este programa absolutamente pionero y único en nuestro país fue espectacular. Los profesionales acudían masivamente y la Universidad del Sur de California les otorgaba un certificado que luego todos enmarcaban y exhibían en sus salas de espera. Habíamos encontrado el tesoro de los Nibelungos.

Los profesionales de nuestro país aprendían técnicas novedosas de la odontología americana, siendo estos cursos su primer contacto con las últimas tecnologías y además obtenían un certificado de la U.S.C. Por su parte, los conferenciantes americanos habían encontrado las mejores vacaciones pagadas en Europa.

La Universidad del Sur de California era sin duda la escuela dental americana más popular y conocida por los profesionales de nuestro país. A nivel personal tuve la oportunidad de conocer y hacer amistad con los dentistas más motivados en aprender y labrar grandes amistades entre los mejores clínicos de EEUU. Habíamos encontrado el mundo feliz en una situación win win recíproca. ●