UN SIGLO DE HISTORIA CONTEMPLA A LA REAL ACADEMIA EUROPEA DE DOCTORES
La historia de la Real Academia Europea de Doctores es centenaria. Según se explica con detalle en su página web, fue denominada Real Academia Europea de Doctores (RAED) en 2016. Previamente, la institución tuvo diversos nombres oficiales en su siglo de historia: Agrupación de Doctores Matriculados de Cataluña (1914-1920), Colegio de Doctores Matriculados del Distrito Universitario de Barcelona o Colegio de Doctores (1920- 1954), Academia de Doctores de Cataluña y Baleares o Academia de Doctores (1954-1990) y Real Academia de Doctores (1990-2016).
Según consta en los estatutos de la Academia, la misión del académico es la de acceder a la verdad, la de defender la vida, la de trabajar la ciencia y proclamar la convivencia intercultural. Ser miembro numerario permite tener voz y voto en la toma de decisiones y poder, así, hacer efectivo estos objetivos.
Esta academia es plural, abarcando muchas áreas de las ciencias y las humanidades, y esto es lo que le da la potencialidad de influir en el comportamiento ético de las diferentes profesiones, fruto de los estudios universitarios. Los académicos están al servicio de la sociedad.
Como se ha dicho, el primer precedente de la actual institución es la Agrupación de Doctores Matriculados de Cataluña, creada por un grupo de doctores matriculados, en torno al prestigioso cirujano Álvaro Esquerdo, ante la proximidad del I Congreso de Doctores que se celebraría en la capital catalana en 1915. La inscripción no se realizaría en el Registro de Asociaciones del Gobierno Civil de la provincia de Barcelona hasta el 25 de mayo de 1919.
Solemne sesión con el rey Alfonso XIII
Se puede considerar a Álvaro Esquerdo –secundado por su secretario, el Dr. Guillermo de Benavent– el verdadero fundador de la institución, que tuvo en sus inicios una intensa vida cultural, incluida la solemne sesión de fin de curso de 1919 presidida por S.M. el rey Alfonso XIII en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona.
En 1920 pasa a denominarse Colegio de Doctores Matriculados del Distrito Universitario de Barcelona, corporación reconocida oficialmente en 1924 mediante Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
El Colegio de Doctores entró en una etapa de difícil supervivencia por el largo período de inestabilidad política que se vivió en España: tuvo escasa actividad durante la Segunda República y prácticamente desapareció con la Guerra Civil.
En 1943, toma nuevamente un gran impulso bajo la presidencia del ilustre Dr. Guillermo de Benavent Camps, quien ostenta con prestigio el cargo hasta su muerte en 1963, ayudado por el vicesecretario Dr. Peres Casañas. Ambos harán posible el renacimiento del Colegio de Doctores tras casi dos décadas de turbulencias sociales y políticas.
En 1964, asumía las riendas el Dr. Jordi Xifra Heras, quien encontró una Academia de Doctores restaurada y consolidada, pero necesitada de cambios. Él hizo desfilar por la tribuna académica lo mejor de la cultura y la ciencia de su tiempo, mientras que el buen oficio del Dr. Bermejo como secretario insufló orden y continuidad en las actividades de la Academia.
Impulso regenerador con la democracia
En 1977 ocupó la presidencia el Dr. Luis Dolcet Buxeres, quien continuó brillantemente la línea de sus antecesores durante una década marcada por el impulso regenerador y transformador de una Junta que vivió un período ilusionante ya en plena democracia. En esos años, y con la colaboración de su sucesor el Dr. José Casajuana Gibert –ejemplo de tenacidad, esfuerzo y discreción, un hombre de ciencia y de conciencia con creencias firmes y conocimiento de erudito–, se gestaron acciones decisivas en el devenir de la institución. Especialmente relevante fue el año 1989: la Academia es reconocida entidad de derecho público y Su Majestad el rey Juan Carlos I le concede el título de Real, siendo desde entonces Real Academia de Doctores.
A partir de ese momento, los lazos con la Corona se han traducido en diversos actos en los que la Casa Real ha tenido a bien mostrar su afecto hacia la institución.
Así, los reyes Juan Carlos y Sofía presidieron, en el Palau de la Música, una solemne sesión académica el 10 de diciembre de 1992. El 29 de mayo de 2008 el decano-presidente José Casajuana Gibert impuso la Medalla de Honor de la Real Academia de Doctores a Su Majestad el rey Juan Carlos I, durante el Consejo Interacadémico de Cataluña, del que nuestra institución ostentó la presidencia.
La historia reciente de la RAED viene marcada por su último decanato, el presidido por el Dr. Alfredo Rocafort Nicolau, que se inició el 26 de junio de 2012, tras ser elegido por votación con un amplio consenso. La nueva Junta de Gobierno presidida por el Dr. Rocafort ha realizado una reforma global de la institución: una nueva sede corporativa y diversas modificaciones en los Estatutos, que recogen el sentir de un programa realista, han abierto la institución a los nuevos tiempos, incorporando en su seno como académicos a prestigiosos científicos europeos y americanos, entre los que podemos contar algunos premios Nobel.
Reconocimiento europeo
Hace unos años, la Academia se propuso superar barreras físicas, geográficas y políticas, y apostar decididamente por la internacionalización. En 2016, ese reto ha culminado al añadir el adjetivo europea al nombre de la institución.
Por el camino, la Real Academia de Doctores ha sido admitida en 2013 como academia asociada por la Junta rectora del Instituto de España, y ha celebrado su centenario en 2014. El día 7 de abril de 2014 tuvo lugar en Barcelona la conmemoración del centenario 1914-2014 de la Real Academia de Doctores y el acto de inauguración de la nueva sede corporativa, emplazada en el céntrico edificio de Fomento del Trabajo.
A la celebración asistieron Artur Mas i Gavarró, presidente de la Generalitat de Catalunya, quien presidió el acto conmemorativo, y Luis Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, quien hizo la bendición de la nueva sede.
Desde su fundación, en 1914, la Real Academia Europea de Doctores ha estado comprometida con la defensa del prestigio del título de Doctor y ha velado por mantener la armonía y la más estrecha colaboración entre sus miembros. Con ese orgullo, cien años después, nos reconocemos en la cuádruple identidad de académicos, doctorales, reales y europeos. ●