Presidente del Colegio de Dentistas de Asturias.
Por Alejandra Llorente
La pandemia ha sido un antes y será un después, pero mientras. ¿Cómo ha incidido o está incidiendo en la actividad del Colegio?
En el Colegio de Asturias la incidencia de la pandemia, sobre todo durante el excepcional confinamiento inicial, ha sido especialmente dura por cuanto ha supuesto varios meses de incertidumbre, de falta de información, de falta de medios de protección y, sobre todo, de escasa colaboración de la Administración Sanitaria de Asturias con este Colegio y los profesionales dentistas privados que han tenido que seguir atendiendo a los pacientes mientras que los centros de salud (y sus unidades bucodentales) cerraron sus puertas. En definitiva, un desconcierto inicial generalizado sobre qué hacer y qué directrices seguir. El Colegio ha tenido una sobrecarga importante de actividad por cuanto los colegiados solicitaban soluciones y protocolos que seguir ante esta situación tan especial. La Formación continuada ha tenido que reinventarse con soluciones online al objeto de continuar con un valor importante de la organización colegial. El personal del Colegio ha estado a la altura y ha respondido a ello de la mejor manera posible, prestando todo el apoyo y la información necesaria a los colegiados.
¿Qué aspectos estima han cambiado más en la práctica profesional de los dentistas?
Si se refiere a los cambios apreciados durante esta situación de emergencia sanitaria, es evidente que los aspectos vinculados a las cuestiones preventivas, organizativas y de desinfección en las clínicas, se han extremado. Si bien, en general, estas medidas ya eran las adecuadas y suficientes con anterioridad, la pandemia ha hecho que aspectos como, por ejemplo, la protección personal y del paciente, la organización de las agendas y todas las cuestiones relacionadas con la prevención de las infecciones cruzadas en las clínicas, han sido especialmente implementadas por los dentistas con un gran éxito por cuanto prácticamente no se reportaron focos de contagios en las clínicas asturianas. En definitiva los protocolos han funcionado, a pesar del indudable riesgo que suponían las actividades de los dentistas y del estrecho contacto de los mismos con los pacientes y los aerosoles.
¿Cómo valora la respuesta general de los profesionales ante este reto sanitario?
En general ha sido excepcional. Han estado, a pesar de la falta de directrices claras, de ayudas por parte de la Administración y del desinterés mostrado por la misma con la actividad sanitaria privada, a la altura esperada para un profesional sanitario que atiende patologías bucodentales excluidas del sistema público nacional de salud.
¿Qué tipo de proyectos desarrolla el Colegio de Asturias y cuáles son sus planes para los próximos meses?
La pandemia ha frenado algo los planes que la Junta de Gobierno actual recogía en su programa electoral, si bien ya se están reactivando. Cuestiones como la reforma estatutaria, la mejora de la formación continuada, la implementación del e-colegio, el impulso de la Fundación creada por el Colegio y, en general, de los servicios que se prestan a los colegiados y a la sociedad comienzan a coger el ritmo necesario.
¿Cuáles son los problemas más importantes de la profesión en este momento?
Desde mi punto de vista creo que desde todos los colegios coincidiremos en la mayoría de los problemas de nuestra profesión. La falta de regulación normativa actualizada y adecuada, el desinterés de la Administración por la salud bucodental, la plétora profesional, la mercantilización de la actividad sanitaria, el intrusismo, la publicidad sanitaria, son cuestiones endémicas de nuestra profesión muy relevantes, y en los que los dirigentes de la organización colegial apenas cuentan con la comprensión y colaboración de los políticos y legisladores para intentar solucionar y regular.
¿La publicidad y el intrusismo son problemas crónicos en la mayoría de los Colegios? ¿Cómo se viven en Asturias?
En el Colegio de Asturias estos problemas se viven con especial relevancia, si bien desde la Consejería de Salud no se presta el interés necesario para su solución o, al menos, para minimizar sus nefastos efectos sobre la salud bucodental de los ciudadanos.
¿Cómo es la relación del Colegio con las Instituciones Sanitarias de Asturias?
Es escasa y algo tormentosa. Desde la Consejería de Salud no se nos presta la adecuada atención y constantemente se actúa, digamos, de manera sectaria e impositiva sin tener en cuenta las recomendaciones y planteamientos que se realizan desde el Colegio. La regulación de las autorizaciones sanitarias de las clínicas, la publicidad sanitaria, el intrusismo, las inspecciones y, en general, todos los aspectos que dependen de dicha Consejería no se atienden con la suficiente diligencia e interés, y se imponen criterios absurdos y, en ocasiones, abusivos y sin el criterio técnico adecuado.
«Desde la consejería de salud no se nos presta la adecuada atención»
Usted lleva años ya en la profesión. ¿Cuál ha sido el cambio más notable en los últimos tiempos?
Creo que los aspectos más relevantes de los cambios han sido en los aspectos tecnológicos, los biomateriales y los protocolos terapéuticos. España, a mi entender, sigue siendo un referente mundial de la buena práctica profesional y de la puesta al día de la misma.
¿Qué tipo de incidencias o problemas le suelen trasladar los colegiados?
En general son cuestiones relativas a su ejercicio profesional, a aspectos tratados en las preguntas anteriores, a su relación con la Administración y a aspectos médico-legales.
En estos días se han publicado los últimos datos demográficos de la profesión y el dato más relevante y ya esperado es el elevado número de profesionales odontólogos en España. ¿Cree usted que el numerus clausus es una necesidad? ¿Qué otras medidas deberían tomarse?
Es una cuestión que, desde mi punto de vista, ha sido menospreciada por la Administración con unas consecuencias imprevisibles y que pueden incidir notablemente sobre la calidad asistencial. La irrupción de las Universidades privadas en la formación de dentistas, con un afán económico y mercantilista en la mayoría de las ocasiones, ha supuesto que, ante la desidia de la comunidad universitaria y de los legisladores por poner coto a esta situación, nos encontremos con un exceso de profesionales muy cualificados y con cada vez menos expectativas de llevar a cabo su proyecto profesional. Los dentistas son unos profesionales formados en un aspecto asistencia muy especializado y concreto, que no pueden ser reciclados hacia otras actividades sanitarias o profesionales. La plétora conlleva un mercado laboral cada vez más competitivo y, por tanto, con mayor riesgo de influir sobre la salud bucodental. Las empresas de prestación de servicios sanitarios bucodentales que han irrumpido en el sector encuentran un mercado laboral muy favorable para llevar a cabo un proyecto empresarial que, aunque licito, incide más sobre los aspectos mercantilistas que sobre los propiamente sanitarios. Es claro que, como se ha hecho con la medicina, el numerus clausus es necesario y redundaría en mantener unos estándares profesionales adecuados y de buena salud bucodental. Otras medidas a tomar, a mi modo de ver, serían de tipo formativo como, por ejemplo, la implantación de un “practicum” de una duración determinada a la finalización de los estudios de grado.
¿Cree que la formación de los nuevos odontólogos es la adecuada para enfrentarse a su salida de la universidad al reto de atender a sus pacientes?
Opino que la atención de los pacientes en nuestra actividad sanitaria, que en su mayor parte es privada, requiere algo más que conocimientos científico-técnicos. En nuestra actividad no solo se tratan pacientes, se tratan pacientes que además son clientes o usuarios (como dicen las Autoridades Sanitarias) que requieren un especial trato y conocimiento de las relaciones interpersonales, de los derechos y obligaciones de estos pacientes, de la relación médico-paciente y, en definitiva, de todas las cuestiones jurídicas relativas a dicha relación. Esta cuestión no se encuentra especialmente atendida por las universidades en la formación de grado, y por ello sería interesante y necesario que desde la Organización colegial pudiéramos incidir en la formación sobre las mismas. Igualmente, y como había indicado en la pregunta anterior, no estaría de menos que se pensara en implantar un modelo de “practicum” al finalizar la formación de grado, en el que durante un tiempo determinado los recién egresados pudieran adquirir experiencia en estancias con profesionales más experimentados.
“la atención de los pacientes en nuestra
actividad sanitaria, … , requiere algo más
que conocimientos científico-técnicos …
un especial trato y conocimiento de las
relaciones interpersonales”
Una vez terminados los estudios de grado la formación continuada es básica para un buen ejercicio profesional. ¿Cree que la oferta formativa para los profesionales en España es suficiente para cubrir la necesidad de una buena Formación Continuada?
En general opino que la formación continuada que se viene desarrollando en España es muy interesante y adecuada, si bien haría una llamada de atención sobre los aspectos económicos de algunas actividades formativas que en ocasiones es excesivamente cara y se encuentra al alcance de muy pocos.
La atención sanitaria requiere de un alto grado de humanidad por parte de quienes la prestan. ¿Los planes de docencia abordan este aspecto? ¿Qué medidas estima deberían potenciarse?
Como he indicado anteriormente, esta cuestión no se aborda de manera adecuada y suficiente en los planes de docencia de grado en las universidades. Percibo que la atención sanitaria, en general, cada vez es más deshumanizada y menos cercana, prestándose más atención a la patología concreta y determinada que a la interacción de esa patología con el ser humano en su conjunto que la padece. No soy optimista con las medidas a tomar ya que conllevan un cambio del paradigma actual en el que está muy presente el aspecto económico de la cuestión.
“la atención sanitaria, en general,
cada vez es más deshumanizada”
¿Cree que los odontólogos son buenos gestores como empresarios? ¿Desde el Colegio se presta algún tipo de apoyo a los profesionales que tienen problemas de gestión en sus clínicas particulares?
Creo que los odontólogos, por lo general, no somos buenos gestores. Tras la finalización de los estudios, la entrada en el mercado laboral se hace de forma muy inmediata y sin haber tenido una mínima formación en los aspectos económicos de una actividad profesional, por lo general autónoma. Desde el Colegio hemos llevado a cabo algunos cursos formativos sobre estas cuestiones, pero por desgracia en la mayoría de las ocasiones no han tenido el éxito esperado. La formación continuada científico-técnica es la que, por lo general, interesa más al colegiado, máxime si tenemos en cuenta que en el momento actual la mayor parte de los jóvenes colegiados son trabajadores por cuenta ajena (incluidos los, digamos, falsos autónomos) y, por tanto, es una cuestión poco relevante para ellos.
Preguntar por las especialidades a un representante colegial parece obligado desde hace más de treinta años. ¿Qué opina usted de cómo debería hacerse?
Es obvio que en España es necesario la implantación de las especialidades oficiales en Odontología y que desde la Organización colegial se viene reclamando desde hace años. Si hablamos del modelo entramos en un ámbito complejo por cuanto puede suponer un conflicto de intereses entre diversos actores (universidades, colegios, macroclínicas, …). El modelo de OIR (odontólogo interno residente) que hace tiempo fue propuesto y presentado por el Dr. Villa Vigil, como presidente del Consejo General, me parece interesante y posible, si bien habría que llegar a consensuar algunos aspectos que eviten los enfrentamientos y disensiones.
Las encuestas ponen de manifiesto que una cuarta parte de los pacientes sólo acude al dentista en caso de urgencia y buscando la solución puntual. ¿Qué consejo puede dar a los compañeros más jóvenes que se ven ante este tipo de pacientes, para motivarlos y mejorar la asistencia?
Esta cuestión es un mal endémico de la profesión, en parte por el modelo sanitario en la atención sanitaria bucodental que la sanidad pública mantiene en este país. Cuando se habla del dentista siempre se relaciona con el alto coste de sus tratamientos, sin tener en cuenta que el resto de las prestaciones sanitarias de cualquier especialidad están incluidas en el sistema público y, por tanto, son gratuitas aun teniendo unos costes (para las arcas públicas) mucho mayores. La mayoría de los pacientes no son capaces de valora el alto coste de esas prestaciones gratuitas y al compararlas con las bucodentales, que son privadas, establecen esa percepción “de lo caro que es el dentista”. Más que consejos a los compañeros, se trataría de fomentar desde las Administraciones públicas que la salud debe ser integral y que la prevención en cualquier especialidad es lo fundamental. Entiendo que no solo los dentistas seamos los que tengamos que explicar a la población lo que cuesta esa prestación sanitaria que los gobernantes mantienen fuera del sistema, y que de no mantener una continuada prevención asistencial los costes se disparan. No obstante los dentistas debemos incidir también en ello y hacer entender a nuestros pacientes que esa prevención es la prestación sanitaria más económica de todo el Sistema Sanitario, tanto público como privado.
“lo que más me ha hecho crecer como
profesional, es mantener los valores de la
medicina que son los de la odontología”
Permítanos entrar en su vida personal. ¿Qué o quién le ha marcado especialmente en su vida profesional?
Si tengo que hablar de alguien en concreto, en primer lugar hablaría de mi padre el Dr. Jesus Frieyro Zurita quien junto con mi abuelo el Dr. Enrrique Frieyro Amor-Ruibal, me han sabido transmitir los valores de la profesión médica y del trato al paciente de una manera humanista, siendo mis referentes en lo que se refiere al trato a el paciente, no olvidemos que nuestra profesión es médica y que tratamos con personas no solo con bocas, pero en esta pregunta tengo que hacer referencia por supuesto al Dr. Javier González Tuñon anterior presidente y con el que trabaje 18 años, teniendo la oportunidad de atender infinidad de pacientes y disfrutar de una formación con los mejores profesionales del mundo y como no al Dr. John C. Kois quien me hizo recuperar la ilusión por esta profesión cuando en algún momento de mi carrera pensé que la había perdido.
Ya hablando de usted. ¿Cuáles son las aficiones de un dentista que en este momento dedica parte de su tiempo a sus compañeros desde la presidencia del colegio?
Cuando las aficiones de un dentista como yo principalmente están basadas en actividades deportivas y viajar, la verdad que se necesita mucho tiempo, si a esto le sumamos los casi dos años de esta terrible pandemia, es verdad que ese tiempo ha estado muy limitado, pero trato de buscar el mínimo , sobre todo por las mañanas, para mantenerme en forma durante la semana y así aprovechar los fines de semana para disfrutar de una de mis grandes pasiones que es la montaña, y con la llegada de las primeras nevadas se intenta dejar tiempo también para de deportes de invierno.
Por último, un consejo para sus compañeros que empiezan la vida profesional.
Mi mejor consejo, desde mi punto de vista, lo que más me ha hecho crecer como profesional, es mantener los valores de la medicina que son los de la odontología muy cerca de mi profesión, y de mi vida, tratar a los pacientes no solo como si tratara a mi padre o a mi madre, que también, si no que tenemos que pensar en cómo haríamos ese tratamiento a nosotros mismos, ese es un aspecto muy importante. Con respecto a la formación, hacerlo de una manera pausada y no tener excesiva impaciencia por acumular títulos, tenemos que formarnos durante toda la vida pero hay que hacerlo de una manera lógica, según mi humilde opinión, y dar tiempo a asentar los conocimientos adquiridos y reforzarlos con la experiencia, teniendo en cuenta que los que más se van a beneficiar de todo esto serán nuestros pacientes.