EL EQUIPO MULTIDISCIPLINAR EN ODONTOLOGÍA: UNA ORQUESTA

Dr. Manuel Ribera Uribe, JMD, DDS, PhD Profesor de Gerodontología, Pacientes Especiales y Prostodoncia Presidente de Comité de Ética en Investigación y Medicamentos UIC Universitat Internacional de Catalunya

Cada vez más el ejercicio de la odontología se parece más a tocar en una orquesta. Hubo un tiempo en que los dentistas éramos solistas, trabajábamos en nuestras consultas de modo aislado, con pocos contactos con el resto de profesionales o limitados a escasos encuentros en congresos o eventos. A la vez además de solistas éramos capaces de tocar casi cualquier instrumento: éramos prostodoncistas, periodoncistas, cirujanos, endodoncistas.

La vida actual está inmersa en una avalancha de información , también odontológica . Internet, las redes sociales, etc. Los pacientes se nutren con la misma tranquilidad y ligereza de la opinión de un influencer o de alguien que escribe en la red con total impunidad, que de un profesional con años de ejercicio y reconocida solvencia. Todas las webs de las clínicas informan de todo, como no cuesta nada, no vale nada y he ahí que pocos pagan por la experiencia del dentista o por su confianza. A ello se une, que incluso entre los profesionales, cada cual entiende de lo suyo y la formación Universitaria o no, en másteres y posgrados, y la posible ley de Especialidades en ciernes dan la sensación de propiciar la fragmentación del conocimiento en parcelas y facilitar que el paciente pierda el dentista referente de toda la vida. La medicina ya pasó por ese tránsito, los médicos de cabecera, los médicos de pueblo, los que establecían el primer contacto, la primera línea, fueron perdiendo su prestigio y la confianza de los usuarios en pro de la figura del especialista, hasta que llegó la atención primaria, se revalorizó la primera línea de contacto y en los últimos tiempos todos reconocen ya la importantísima labor que los médicos de cabecera han llevado a cabo especialmente en el último año.

En odontología, la figura que actúa de aglutinante entre todos los elementos de la consulta, el líder que explica con matices el tratamiento, usando como apoyo la confianza y la relación con el paciente, está en franca decadencia. Cada especialista da todo lujo de detalles de su parcela, demasiados en algún caso, e incluso en ocasiones, desgraciadamente, se permite trasmitir al paciente su opinión sobre otros campos. Eso no es un trabajo interdisciplinar. No es una orquesta afinada. Es una suma de músicos tocando al unísono.

“Sólo puede haber un líder en cada trabajo,
el que diseñó el plan que aceptó el paciente”

Los planes de tratamiento son como las partituras. Las escribe uno, incluso las puede interpretar otro pero la orquesta solo la maneja el director. Son demasiadas las veces que el plan de tratamiento diseñado por alguien, que ha de ser ejecutado por varios , se cambia porque uno de los dentistas implicados, no solo se permite aconsejar a paciente sobre su campo sino que también le propone cambios o alternativas en lo que no es de su directa incumbencia .

A mi modo de ver solo puede haber un líder en cada trabajo, el que diseñó el plan que aceptó el paciente. En todo caso, en su elaboración puede y muy a menudo debe consultar a sus músicos, para finalmente explicarlo él y hacerlo suyo al transmitirlo. Su visión del trabajo debe ser holística, engranado no solo los aspectos técnicos de todas las especialidades implicadas sino también los aspectos humanos, de relación y económicos que conoce gracias a su relación empática con el paciente. Cualquier cambio que proponga un especialista debe venir explicado y tamizado por el autor del plan, por el director de la orquesta. La orquesta suena mucho mejor si los miembros, por muy excelsos solistas que sean, se limitan a tocar su parte, la parte prevista en la partitura pero sin modificar nada, sin tocar otro instrumento que no sea el suyo. Su calidad profesional se pone en evidencia si sigue lo pactado y si, teniendo dudas del tipo que sean, se las plantea al director, antes que al público.

“El paciente confía en un dentista y lleva mal
el que cada uno le diga cosas diferentes”

Esta coordinación afecta tanto a los protocolos de trabajo clínicos como a los protocolos de procedimientos. El paciente confía en un dentista y lleva mal el que cada uno le diga cosas diferentes, le dé razones distintas o le cambie lo que el primero de todos le explicó. Este proceder es sumamente frecuente en policlínicas donde, a pie de cañón, quien está a todas horas es una higienista o un gestor con más visión económica que clínica. O en aquellas en las que el Director médico es simplemente una figura de paja necesaria administrativamente pero con poca autoridad ejecutiva o moral sobre el resto de profesionales.  Incluso en aquellas clínicas en las que el que realiza las primeras visitas es el que menos experiencia tiene (cuando en realidad debería ser al revés), básicamente porque la dinámica del mercado ha puesto las visitas iniciales de planificación y presupuesto a precio cero. Seguramente no podremos cambiar esa dinámica fácilmente pero lo cierto es que el paciente ganaría en confianza y posiblemente el tratamiento ganaría en eficiencia si el líder, odontológico o médico, de la clínica se ganara la vida simplemente por ejercer como tal, tutelando la correcta ejecución de los planes de tratamiento que previamente supervisó, con una razonable interrelación entre la rentabilidad económica y la calidad técnica.  Realmente, en general, es un difícil trabajo el liderar una empresa, una clínica o una orquesta dando la espalda a las presiones. Ser capaz de influenciar y escuchar a la vez, tener una cierta independencia de los agentes externos es una condición muy necesaria en todo aquel que diseña un plan de tratamiento.