PARTE I
Cuando hablamos de Abstracción Figurativa parece que se nos viene a la cabeza esas incongruencias propias del lenguaje coloquial, como cuando decimos una mancha limpia o un mentiroso leal o cosas por el estilo. Parecen adjetivos completamente imposibles de unir y sin embargo…en este caso particular ¿Podemos hacer confluir de algún modo los adjetivos?
Es de sobra conocido que, a grandes rasgos (y no sin ciertas concesiones), podemos afirmar que existen dos grandes ramas que engloban todos los estilos dentro de las ramas de las artes: la figurativa y la abstracta. A pesar de la gran cantidad de subcategorías en las que éstas se ramifican, sus aparentes diferencias son claras. En general, las obras de arte figurativas están destinadas a representar objetos y sujetos que son reconocibles y que se pueden encontrar en el mundo que habitamos, mientras que el arte abstracto trabaja con formas y colores que no tienen por objetivo la emulación de elementos presentes en el mundo real. Estas dos propiedades son intrínsecas al arte figurativo y al arte abstracto y, por tanto, irreconciliables.
A parte de esta simple e irrefutable distinción entre ambas formas artísticas, existe otra más profunda desde el sentido puramente emocional. Por un lado, la pintura figurativa refleja una realidad mas o menos imaginada por el autor. El autor quiere que el espectador vea aquello que el ha reflejado en su pintura. Podemos decir, que el autor está “obligando” al espectador a observar algo determinado que parte del mundo real. En el lado opuesto se encuentra la pintura abstracta, en la cual, el autor no obliga a espectador a ver una determinada realidad, sino, más bien, intenta trasmitir al espectador una sensación, un sentimiento, ya sea este positivo o negativo. En definitiva, y de manera un tanto simplificada, podemos decir que la pintura figurativa es dictatorial ya que obliga al espectador a ver lo que el autor pretende que vea, mientras que la pintura abstracta sería una representación del arte liberal, ya que no obliga a espectador a ver nada concreto, sino que tiende a que el propio espectador encienda sus sentidos para que la obra crezca en su interior.
¿Puede existir algún punto de confluencia entre ambas corrientes o se trata mas bien de dos líneas paralelas que solo van a confluir en el infinito?
La respuesta es que, aunque son líneas paralelas, si tienen un cierto grado de convergencia en lo que podríamos denominar ABSTRACCIÓN FIGURATIVA.
En este contexto se enmarcarían obras que, si bien representan la realidad, lo hacen de una manera imaginativa, sin seguir el dictado de la observación de forma absoluta.
Si hacemos una proyección hacia las distintas corrientes filosóficas. Diríamos que existe la corriente racionalista, cuya principal figura fue Descartes (1596-1650), en la cual la razón impera el pensamiento humano, basándose en ideas innatas y en métodos deductivos. La otra gran corriente es el empirismo desarrollado inicialmente por David Hume (1711-1776) en la cual todo el conocimiento del ser humano es proporcionado sola y exclusivamente por los sentidos, no existen, por tanto, ideas innatas y el método que usa es el inductivo. Fue precisamente Immanuel Kant (1724-1804) quien planteó la conjunción de ambas corrientes estableciendo los juicios a priori que nos llevan al NOUMENO y los juicios a posteriori que nos llevan a conocimiento del FENOMENO. Los primeros son irrefutables, pero no aportan conocimiento. Los segundos están basados en la experiencia que nos proporcionan nuestros sentidos.
Por todo los anterior, planteamos en este artículo una corriente artística que intenta coger de ambas corrientes una parte, para crear una obra que distinga una realidad evidente pero que se aleje de la misma usando métodos de imaginación abstracta, es decir, desprendiéndose del objeto real, pretendiendo expandir nuestra capacidad de observar más allá del mundo consciente.
Vamos a ver algunos artistas que podemos identificar con esta corriente. Es como inundar la mas pura realidad con la propia emoción sensual del autor.
Georgia O’Keeffe (1887-1986), fue una pintora estadounidense que podemos calificarla como la mayor representante de denominado “modernismo norteamericano”.
O´Keeffe. Paisaje. (1916).
En la obra “Paisaje” apreciamos estas dos corrientes que hemos planteado al principio. Por un lado, es una visión realista de un paisaje en la que el sol protagoniza la imagen con una serie de radiaciones que pueden simular un arco iris. Sin embargo, al observar la obra apreciamos sin ninguna dificultad que los colores, en un paisaje real y objetivo, no tienen nada que ver con los que refleja O´Keeffe. La autora pretende que sintamos el paisaje de una forma particular y seguramente distinta a como lo percibe cualquier otro espectador de la obra. La propiedad de la obra no es del espectador, pero si lo es la propiedad de la percepción de la misma, esa propiedad es del propio espectador, personal e intransferible.
O´Keeffe. Clouds and Water (1930)
En la obra “Nubes y agua” ocurre algo similar a la anterior de “Paisaje” pero mucho más desarrollado. Observamos como las nubes y las montañas están deformadas de forma abstracta dejando libre al espectador para que su propia percepción trabaje. Es un desarrollo puramente abstracto sobre una imagen realista con un mar y unos veleros fácilmente identificables. Lo inferior de la obra nos induce al reflejo realista de la parte superior de la misma. Sin la parte inferior, toda la obra sería puramente abstracta, pero al conjugarse las dos formas, la obra queda grabada personalmente en cada espectador.
Robert y Sonia Delaunay fueron una pareja de artistas que representan la corriente del “simultaneísmo” en la cual, es precisamente el color el que crea espacios y formas.
Básicamente se trata de que el color sea el origen de la forma y no al contrario, como a menudo se produce en la pintura. El color crea la forma y esta da vida a la imagen.
Robert Delaunay. La Gran Portuguesa (1916)
En la obra “La Portuguesa” observamos con claridad la imagen que pretende transmitirnos el autor. Observamos una mujer ataviada con una vestimenta rural, sosteniendo algún tipo de vasija redondeada, en un marco de otras vasijas y plantas. Nada está marcado de forma directa. La imagen de la mujer esta exclusivamente vinculada a los colores que le dan vida. Colores simples y penetrantes. Observando la obra sin ese tono figurativo la podríamos ver como un cuadro puramente abstracto.
Robert Delaunay. Ventanas simultaneas (1913)
Aunque la obra es anterior a la Portuguesa, en “Ventanas simultaneas” podemos apreciar como el trance de la figuración a la abstracción más pura se refleja directamente en la obra. Aunque la protagonista es la imagen de las ventanas, el autor las esconde para que el espectador no se centre en la imagen figurativa sino en un entorno de formas sugerentes y de colores envolventes.
Otras de las figuras mas relevantes del arte abstracto y que puede encajar en alguna de sus obras como abstracción figurativa fue Willem de Kooning (1904-1997), artista holandés-estadounidense.
La técnica que hizo a De Kooning más popular fue el uso de figuras complejas, que introdujeron un toque de ambigüedad, sobre todo en lo referente a la imagen femenina, dando una apariencia figurativa en un entorno puramente abstracto. Además, se observó que algunas figuras del fondo se superponían a otros elementos de la pintura, lo que les daba una imagen como si estuvieran apareciendo en varios planos.
De Kooning dijo célebremente: «La carne es la razón por la que se inventó la pintura al óleo», y aunque a menudo trabajaba en un estilo abstracto, volvía continuamente a la figura.
Willem de Kooning. Woman (1950-1952)
De Kooning realizó numerosas obras con el tema recurrente de la mujer. En “Woman 1” observamos como la figura está perfectamente expuesta, incluso con una mirada penetrante y cautivadora, combinando la voluptuosidad con la amenaza. Sin embargo, a medida que la vista desciende observamos como la figura se va haciendo más difusa, hasta llegar a la abstracción en su parte más inferior y en todo en entorno que la envuelve.
Willem de Kooning, Excavation, 1950.
Otro ejemplo claro de este tipo de pintura es “Excavation” en la que las figuras están más desdibujadas para dar espacio al propio movimiento de las mismas. Según De Kooning, su punto de partida fue una imagen de mujeres trabajando en un campo de arroz. La estructura móvil de líneas caligráficas en forma de gancho define partes anatómicas (formas de pájaros y peces, narices, ojos, dientes, cuellos y maxilares humanos) que revelan la tensión particular entre la abstracción y la figuración que es inherente al trabajo de De Kooning.
En el terrero particular, creo que todas mis obras tienen un punto figurativo dentro de un entorno de abstracción pura. Tal vez, porque de manera inconsciente nuestro cerebro busca un referente a hora de crear una obra. Repasando entre mis series encontré “Planificación arbórea”.
Juan Alió. Planificación arbórea (2010).
En esta obra queda reflejada toda la disputa entre lo figurativo y lo abstracto. Por un lado, queda patente que estamos ante un marco vegetal centrado en un pilar arbóreo perfectamente manifiesto, pero, por otro lado, observamos que todo el entorno está inundado de imágenes que pueden ser o, mas bien, pretender ser distractoras de lo mas evidente. En esta obra queda patente la idea de I. Kant de la distinción entre lo esencial, es decir, los juicios apriorísticos que son evidentes e incuestionables, pero no aportan conocimiento (Noumeno) y los juicios a posteriori que si aportan conocimiento, pero están basados en nuestra propia existencia (Fenómeno).