Hemos hablado muchas veces de la publicidad engañosa, de la mercantilización de la profesión, y de muchos otros problemas que nos rodean.
Pero en una profesión en la que cada día somos más y más mujeres creo que no hemos hablado suficiente de algo que cada día cobra más importancia, y es la baja de maternidad de las Odontólogas autónomas.
La conciliación familiar y laboral en una profesión como la nuestra, con los horarios que tenemos en España me resulta bastante difícil y la baja de maternidad es un problema añadido.
Las prestaciones por baja de maternidad de las Odontólogas autónomas como la de cualquier otra profesión son tan bajas que realmente económicamente supone una pérdida.
El subsidio por maternidad da derecho a la trabajadora autónoma a una prestación que tendrá una duración de 16 semanas.
Y es aquí al punto al que quiero llegar.
La teoría dice 16 semanas, la realidad es que la mayoría de las Odontólogas autónomas que llevan sus propias clínicas te cuentan que hacen lo posible para poder volver cuánto antes a la clínica.
Algunas compañeras me dijeron que volvían al mes, otras que a los dos meses, el récord una que a los quince días, casi ninguna hacía las 16 semanas que les correspondía.
El peso y la responsabilidad cuando es tu propia clínica es tan grande que parece que no queda otra que volver antes.
Creo que el ser madre en cualquiera de los escenarios autónoma o no es de valientes, pero en una situación en la que hay tanta competencia entre clínicas, y en la que hay más dentistas de los recomendados por número de habitantes según la OMS parece que es vital no cometer ningún error.
Desde aquí quiero reconocer el esfuerzo a todas las Odontólogas autónomas o no que lidian con un embarazo teniendo en cuenta el esfuerzo físico que envuelve nuestro trabajo, que traen a los bebés al mundo, y que sacan fuerzas de dejarlos para reincorporarse a la vida laboral de nuevo.
