Propuestas para la necesaria revisión del plan de estudios en odontología

Josep M. Ustrell Torrent
Director de la Escuela de Odontología
Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud. Universidad de Barcelona

En pleno siglo XXI, los avances en la evolución de los conceptos, prácticos y de conocimiento teórico, que se están introduciendo en la odontología nos plantean una reflexión profunda, invitándonos a introducir mejoras en el plan de estudios de odontología. En este sentido, Fuentes (Int J Odontostomat 15(1):234-239, 2021) afirma que el proceso de renovación curricular, es un mecanismo de aseguramiento de la calidad formativa del profesional.

En diversas reuniones de la conferencia de decanos o “delegados” de odontología de las universidades de la península, se ha expresado la necesidad de una revisión del plan de estudios, debido precisamente a que han quedado desfasadas algunas de las competencias que debería adquirir el alumnado en las distintas materias, y además porque nos hemos olvidado de algo muy importante, del modo en que podemos unir los avances tecnológicos con el humanismo.

Son varias las materias que deberían tener una mayor consideración en cuanto a su importancia dentro del plan de estudios y no son precisamente las técnicas, porque los progresos en las distintas áreas pueden actualizarse sin modificar el título de la asignatura. Son materias que podrían aplicarse a cualquiera de las enseñanzas de las Ciencias de la Salud, aunque vamos a justificarlas dentro del área odontológica.

Siendo la Anatomía la ciencia que estudia la estructura de los seres vivos, ha de ser la base del conocimiento que deben adquirir los alumnos recién incorporados en los estudios universitarios, por ello es en el primer curso donde se ubica la “Anatomía, genética y embriología humanas” con 6 créditos, que se complementara con “Anatomía y embriología del aparato estomatognático” también con 6 créditos. Y específicamente se debería impartir la “Anatomía y Embriología del Sistema Dentario” como asignatura troncal (obligatoria) y no optativa, como ocurre actualmente en la Escuela de Odontología de Barcelona. En este sentido, podemos adoptar el plan de estudios de odontología de la Universidad de Porto en el cual se imparten Anatomía I y II, para un conocimiento general, y Anatomía e Histología I y II, en las cuales contemplan el objetivo del aprendizaje y obtención de conocimientos sobre el desarrollo embriológico de los dientes y del macizo craneofacial y la morfología de los dientes deciduos y de los dientes permanentes.

En diversas reuniones de la conferencia de
decanos … se ha expresado la necesidad
de una revisión del plan de estudios,
debido precisamente a que han quedado
desfasadas algunas de las competencias

Después del conocimiento morfológico del aparato bucodental deberemos aprender cómo aplicar las terapéuticas a quienes padecen enfermedades bucales. Aquí será la Psicología, como ciencia que debe mediar en la conducta de los pacientes y en la de los profesionales, la que nos ayudará en afrontar su interacción. Para este estudio, en primer curso estudia una asignatura que se denomina “Psicología y comunicación” que va a ser útil para principiantes, aunque sólo fuera una iniciación.

Por ello se recomienda una asignatura complementaria de “Psicología aplicada” que se impartiría en cuarto curso, cuando entran en contacto con los pacientes en la clínica odontológica.

Debemos introducir la Odontología Hospitalaria, porque implica disponer de unos conocimientos muy amplios de todo el saber médico. Una formación que debería basarse en aquella patología general que debe conocer el odontólogo y hacer las prácticas clínicas en conjunto con los estudiantes de medicina y de enfermería. En el País Vasco, Aguirre (Odontólogos de Hoy. 2019;8(37):4-5) hace una reivindicación al solicitar que en la Universidad del País Vasco se reconsiderase el traslado de los estudios de Odontología junto a los de Medicina y Enfermería que “todas” las instituciones habían olvidado.

Además, debería incluir la mayoría de las áreas de la odontología y, especialmente, la Anestesia, la Cirugía Oral, la Odontopediatría, el tratamiento de los considerados “pacientes especiales” o que necesitan de una atención clínica muy especializada y la Patología Oral. En este sentido Silvestre (Odontólogos de Hoy. 2012; 1:15) ha trabajo siempre en pro de estos pacientes, marcando un hito en las actividades y servicios que relacionan la sanidad y la acción social, por lo cual fue reconocido por el Ministerio de Sanidad.

Buxarrais: “… la educación consiste en
ofrecer respuestas a todas las dimensiones
de la persona …”

De vital importancia sería que el alumnado realizara una rotación en el Servicio de Urgencias con la finalidad de prepararlos frente a cualquier necesidad de actuación vital del paciente. Es más, se debería contemplar la necesidad de una formación continuada de por vida, como muy bien expresaba Eiros (Odontólogos de Hoy, 2020; 9(45):22-5) con una evaluación periódica que debería llevarse a cabo junto con las universidades. Gutiérrez de
Guzmán (Odontólogos de Hoy. 2018; 7(35):3) daba mucha importancia a que las sociedades científicas trabajaran en pro de la formación postgraduada.

Años atrás se impartía la asignatura de Documentación y su olvido ha conllevado una disminución de la calidad en los estudios, porque era un excelente apoyo para los trabajos de Final de Grado y preparaba para la presentación de artículos al futuro profesional. Asimismo, debido a la importancia actual de las publicaciones para el currículum en el ascenso de la categoría docente y el ranking de las universidades, creemos fundamental
la reincorporación de esta asignatura.

También la Gestión que se acostumbra a incluir en Ergonomía debería tener la consideración de troncal, por su importancia con los cambios de las leyes estatales y europeas, por lo cual se podría unir a la Legislación y, como complemento de ésta, a la Forense. Es fundamental que se desarrollen conocimientos, competencias y capacidades para comprender las normas y la legislación que reglamenta el ejercicio profesional, ya sea el público como el privado.

Igualmente, reivindicamos la Historia como patrimonio de una profesión y para el conocimiento del legado de nuestros maestros, además de facilitar la comprensión de las técnicas actuales mediante su evolución en el tiempo.

Por último, y no menos importante, es dar cabida a los valores de la profesión mediante la Ética y el Profesionalismo. En los últimos tiempos, la ética aplicada o deontología profesional ha adquirido especial relevancia y, como profesionales de las ciencias de la salud, no podemos olvidarnos de la existencia y la envergadura de los valores éticos en nuestra práctica profesional.

Se nos presentan múltiples ocasiones donde los valores están presentes, de forma implícita o explícita, que nos invitan a reflexionar, hablar, debatir, trabajar y actuar con las personas que atendemos y con nuestros colegas.

Buxarrais (RIEEB 2021; 1:5-7) subraya que se observa un interés por los temas emocionales en la educación moral y en valores, a partir del cambio de siglo y opina que relacionar la educación moral con la educación emocional, supone enfatizar la idea de que la educación consiste en ofrecer respuestas a todas las dimensiones de la persona para poder desarrollar la coherencia entre el pensar, el sentir y el hacer. Hemos llegado a una situación en la que se ha considerado indispensable la educación emocional y así se expresa en la nueva ley de educación (LOMLOE) con la expresión “educación emocional y en valores”.

La parte técnica está al alcance de muchas personas hábiles o que poseen destrezas en el trabajo manual, pero puede que adolezcan de la empatía para observar, dialogar y tratar. La universidad moderna se caracteriza por promover una enseñanza-aprendizaje híbrida, pero no podemos centrarnos sólo en la tecnología porque nos faltaría el contacto social y, más aún, en el área de las ciencias de la salud. A todo esto, hay que añadir la implementación de una Evaluación de Competencias Objetiva y Estructurada (ECOE) que permite valorar la teórica y la práctica.

La parte técnica está al alcance de muchas
personas hábiles o que poseen destrezas en
el trabajo manual, pero puede que adolezcan
de la empatía para observar, dialogar y tratar.

En definitiva, en la Conferencia de Decanos deberíamos abordar una reforma del Plan de Estudios de Odontología para adaptar nuestra enseñanza a la realidad de este siglo XXI. Por lo tanto, es de vital importancia nuestra puesta al día con un consenso amplio de todas las universidades implicadas en esta enseñanza.