La atención dental en pacientes institucionalizados

Dr. Manuel Ribera Uribe
Profesor de Gerodontología y pacientes especiales.
Universidad Internacional de Catalunya

La demografía es tozuda, no cesa de decirnos que nuestra sociedad va camino de convertirse en una sociedad de gente mayor. Las políticas sanitarias bucodentales también son tozudas, no dejan de poner el foco en la salud infantil, maternal etc. cerrando los ojos a la creación de programas estructurados de atención a los ancianos.

El sistema público de salud, tan escaso en prestaciones, fija su atención en problemas específicos: caries infantil y su prevención y tratamiento, diabetes y periodontopatías, embarazo y salud bucodental, etc. pero sin embargo no ha desarrollado proyectos organizativos y generalizados en la atención primaria de salud vinculados a los Centros de Atención Primaria y a sus odontólogos.

Es obvio que la boca de los mayores es un problema de Salud pública de enorme envergadura que solo se puede enfrentar desde la implicación de los Departamentos de Salud de las comunidades autónomas. También es obvio que la legislación y la normativa por la que se deben regular las instituciones que, cada vez más, van a acoger nuestros últimos años de vida (Las residencias de ancianos) no disponen de normativa, en términos de salud, que contemplen la presencia de profesionales de la odontología. Los proyectos de mejora elaborados pensando en las Residencias del futuro por los diversos organismos del tipo del instituto catalán de Asistencia y Servicios Sociales (ICASS) en Cataluña o similares en toda España, que tutelan y regulan el funcionamiento de las residencias de ancianos, contemplan la participación de fisioterapeutas, médicos, psicólogos, enfermeros y un largo etcétera de profesionales, pero no a los odontólogos.

Los Departamentos de Salud de todas las comunidades no suelen contemplar tampoco la necesidad de una atención específica a la problemática bucal en las Residencias o instituciones similares. Los propios colegios profesionales no han conseguido transmitir a las autoridades sanitarias la idea de que cuando se habla de salud también se habla de salud oral, al menos en lo que a la vejez se refiere. Las asociaciones científicas, y las Universidades trabajan en la formación de profesionales capacitados para atender estas demandas y en la elaboración de protocolos y procedimientos para la atención dental a institucionalizados.

De hecho las autoridades académicas en Europa ya hace años que han incluido en los curriculums la presencia de la odontología geriátrica como una materia transversal, integral
y obligatoria. Ciertamente la presión social, profesional y política debería derivar en que los legisladores y responsables de planifi cación sanitaria fueran proactivos en transmitir que los odontólogos públicos se implicaran en la salud bucodental de los ancianos como una acción prioritaria, si cabe igual de prioritaria o más que la salud bucodental infantil, más allá de prestarles asistencia puntual cuando lo necesiten en los CAPs. También debería tener como consecuencia la modificación de la normativa de funcionamiento de las Residencias de Ancianos e instituciones Sociosanitarias de tal modo que se incluyera la presencia de odontólogos y de programas específicos de atención y prevención de salud oral. Eso obligaría a que la Administración pública promoviera una coordinación entre los Departamentos de Salud y de Bienestar Social. La interrelación entre las competencias de ambos departamentos es evidente y hablando de gente mayor todavía más.

La enorme plétora profesional que padecemos podría propiciar y dar cabida a que, dentistas con formación especializada, pudieran hacerse cargo de la prevención y del tratamiento de los problemas orales de los ancianos que viven en esas instituciones y que a menudo tienen problemas de deterioro cognitivo, de limitación de la movilidad, de fragilidad etc. que solo se pueden asumir considerando la prevención como un elemento de mejora de la calidad de vida . La íntima relación entre salud oral y patologías sistémicas ya lo justifica por sí mismo pero, además de todo ello, también es necesario una sensibilización de los profesionales que a menudo no nos damos cuenta que toda la odontología no se sienta en nuestros sillones. Hay una parte del enorme iceberg que conforma la gente mayor que no viene a vernos a nuestras consultas. Hasta ahora estaba oculta en su casa pero cada vez más están en las Residencias sociosanitarias. Y todo eso no solo es un problema de salud sino también un importante volumen de mercado dental al que ya empiezan a estar atentas diversas empresas de servicios, con o sin regulación.