JAVIER GONZÁLEZ TUÑÓN, presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Asturias

“Me encantaría que la Odontología fuera pública; sería mucho mejor para el profesional”

Tímido y respetuoso al principio de la entrevista, Javier González Tuñón (Oviedo, 1955) se familiariza rápido con el intercambio de preguntas y respuestas y muestra su locuacidad y capacidad expositiva. Vale para presidente, qué duda cabe, aunque solo fuera por su facilidad para exponer argumentos y aportar juicios de valor. Pero su intención al llegar al Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Asturias (Codes) era mayor que la de ser un correcto portavoz de la profesión. Quería cambiar situaciones y perspectivas, aunque pronto se dio cuenta de que el margen de maniobra al frente de la Corporación es muy pero que muy estrecho. Con todo, no arroja la toalla y tiene un proyecto personal (una fundación) que le puede llevar a presentarse el año que viene a por un tercer mandato.

ISMAEL SÁNCHEZ


ODONTÓLOGOS DE HOY: ¿Por qué optó por la Estomatología?

Javier González Tuñón: Yo iba para cirujano, la verdad, pero la Estomatología se cruzó en mi camino. Y creo que afortunadamente, porque luego creo que he salido ganando. Yo formé parte de la primera promoción de estomatólogos de la Universidad de Oviedo. La inauguración de la Escuela me llamó mucho la atención y, además, tenía un tío que era protésico dental y me habló muy bien de la especialidad. Entré y, ya le digo, nunca me arrepentí.

ODH: No parece que le influyera mucho la realidad de que ser dentista, entonces y ahora, era algo diferente a ser médico.

JGT: A mí no, desde luego. Yo creo que ser dentista es una profesión muy bonita. Parece que eres menos que el médico, pero el oficio tiene un gran componente relacionado con la cirugía, que era lo que a mí me gustaba al principio. Y yo hago esa cirugía, la practico y compruebo día a día lo importante que es para el bienestar de las personas. Es verdad que yo también tuve suerte porque llegué a la profesión en unos años muy buenos. Entonces los honorarios eran buenos y podías invertir parte de ellos en la necesaria formación continuada para hacerte un mejor profesional. Hoy todo eso ha cambiado y los tiempos son mucho peores.

ODH: Llega al Codes en 2011. ¿Cómo nació su inquietud colegial?

JGT: Yo desconocía el Colegio, no sabía a lo que se dedicaba, como muchos profesionales que tampoco saben para qué sirve. Desde luego, no existe para defendernos a ultranza ni para ser una organización corporativa, como piensan algunos. Su principal misión creo que es velar por la deontología profesional y por un ejercicio ético. Y claro que debe proteger, cuando toque, al profesional, pero no como una patente de corso. Yo me presenté como presidente para aportar mi granito de arena.

ODH: ¿Qué se encontró?

JGT: Pues encontré un Colegio muy hecho, muy bien organizado. No en vano por aquí han pasado un expresidente de Consejo General, Alfonso Villa Vigil, y un director ejecutivo como Rafael González Gallego, que han aportado mucho y muy bueno. Entonces llega uno, e intenta contribuir con lo que sabe y rápidamente me doy cuenta de que es difícil, muy difícil cambiar las cosas.

ODH: ¿Por qué?

JGT: Pues porque en los grandes problemas de la profesión, en el intrusismo, en la plétora, en las clínicas marquistas, los colegios profesionales tenemos poco que hacer, no solamente el de Asturias. Debemos tener cuidado de no irritar a otras autoridades, como las de Competencia. Con la legislación actual, que está caduca, tenemos muy poco que hacer, por eso los profesionales terminan pensando que hacemos muy poco o nada. Ojalá escándalos como este último de iDental hagan reaccionar a los políticos y se cambie de una vez la ley. De lo contrario, creo que hay otros ámbitos sanitarios, como puede ser la Oftalmología, que pueden correr la misma suerte que la Odontología.

«El futuro de la clínica solidaria me preocupa y hemos decidido crear una fundación para mejorar y asegurar su funcionamiento»

ODH: Bueno, algo habrá hecho en estos casi ocho años en el Colegio, de alguna acción estará orgulloso.

JGT: Sí, claro, de la Clínica Solidaria que pusimos en marcha con Cáritas, para atender de manera gratuita a personas sin hogar o en riesgo de exclusión social.

Al principio teníamos grandes expectativas, pero es verdad que el proyecto no se ha desarrollado en los términos que nos hubiera gustado. El principal problema es seleccionar a los beneficiarios y, francamente, es difícil conseguir que el paciente que recibe el tratamiento es el que realmente lo necesita, y no aquel que quizá no lo necesita tanto. Por otro lado, estoy muy satisfecho de la reforma de las instalaciones del Colegio, que ha sido posible gracias a la situación económica saneada heredada de las juntas directivas que nos precedieron. Hemos mejorado los sistemas administrativos y telemáticos, para mejorar la comunicación y el servicio al colegiado. Y hemos procurado orientar la formación continuada hacia la calidad, y no tanto hacia la cantidad.

JAVIER GONZÁLEZ TUÑÓN

ODH: Entonces, ¿está su misión cumplida o va a presentarse a un tercer mandato el año que viene?

JGT: Pues todavía no lo sé, aunque reconozco que ser presidente es atractivo. Hace unos meses estaba decidido a no continuar porque creo que ocho años es tiempo suficiente, pero el futuro de la clínica solidaria me preocupa y hemos decidido crear una fundación para mejorar y asegurar su funcionamiento. Es un proyecto que me motiva y que, independientemente de que siga o no, me gustaría que tuviera continuidad. Voy a ver si soy capaz de asegurarla, ya sea conmigo de presidente o sin mí.

ODH: ¿Cómo es la relación del Codes con la Administración autonómica?

JGT: No es mala, pero creo que debería mejorar. Los políticos piensan que somos demasiado corporativos y esto no es así. Deberían hacernos más caso en la regulación y ordenación de la salud bucodental, tendrían que tener a los profesionales más en cuenta. Y, sobre todo, les pedimos mayor control de la actividad odontológica. No somos contrarios a la competencia, es algo necesario, pero debe haber límites. Obligatoriamente.

ODH: ¿Por qué cree que no hay apenas cambios en esta situación, y los políticos no terminan de hacer nada o de darse por enterados?

JGT: Primero de todo, hay que tener voluntad política para hacer cosas, para cambiar cosas, y muchas veces nuestros representantes no la tienen. Luego es cierto que los dentistas siempre hemos sido los malos de la película de la salud bucodental. Porque es verdad que las piezas dentales terminan enfermando, antes o después, y que en la familia, al final, todos los miembros tienen que pasar por el dentista. Y claro, los tratamientos cuestan lo que cuestan. Pero a los profesionales nos han dejado de la mano de Dios, con la responsabilidad de preservar la calidad asistencial, pero ¿a qué precio? Entonces, han recurrido a las clínicas low cost, pensando que así resolverían el problema, y mire lo que ha terminado pasando.

ODH: ¿Cuál es su propuesta para acabar con esta situación?

JGT: A mí me encantaría que la Odontología fuera pública, que formara parte de las prestaciones de los servicios públicos de salud. Sería mucho mejor para los profesionales, sobre todo para los más jóvenes que empiezan ahora y que por lo menos tendrían un trabajo digno en unas condiciones estables y de buena práctica.

ODH: ¿Cree que sería una posibilidad de solucionar la plétora profesional?

JGT: Bueno, para abordar este problema habría que apoyarse en los estudios serios que desvelan los desajustes entre oferta y demanda, como por ejemplo el que ha realizado el profesor Jaime Pinilla, de la Universidad de Las Palmas. No puede ser que cada vez haya más graduados que no saben ni encuentran donde trabajar. Con el agravante de que el dentista solo sabe ser dentista y necesita ejercer para mantener sus conocimientos. Y, por encima de todo, aspira a ser un buen profesional y a que se le reconozca por ello.

“A mi me encantaría que la odontología fuera pública”

ODH: Pero la oferta formativa no parece disminuir precisamente.

JGT: Claro, porque la Odontología sigue siendo vista como la gran bicoca para captar recursos. Algunos piensan que esto era como hace años y ya se terminó. Necesitamos un estudio de necesidades laborales reales y un control efectivo en esta materia. Partiendo del hecho de que la masificación no ha traído el abaratamiento de precios. Y con la certeza de que la formación es cara y que si no se lleva a cabo, termina por afectar a la calidad de la atención.

ODH: ¿Y la creación de especialidades? ¿Sería positiva?

JGT: Sin duda que va a contribuir a elevar el nivel de la profesión, pero no sé si ayuda a resolver la plétora. Creo que deben crearse y desarrollarse, pero por sí solas no van a solucionar estos problemas. Y, por supuesto, para lo que no deberían servir es para impedir al dentista general realizar determinados tratamientos. No se les puede excluir. En definitiva, yo creo que la profesión se mejora controlando la publicidad, persiguiendo el intrusismo y velando por que las sociedades profesionales estén lideradas por profesionales.

ODH: ¿Cómo piensa que se siente el dentista joven ante este panorama?

JGT: Su situación es muy difícil, sobre todo cuando no hay más remedio que llevar dinero a casa. En verdad que el futuro es muy incierto. A mi juicio, es preferible intentar acceder a una clínica tradicional, en la que el dentista joven puede ser guiado y enseñado por el dentista mayor. Esta manera de empezar no se da en las clínicas marquistas y para mí es un riesgo muy grande para el desarrollo profesional individual. Luego están los salarios, que son muy bajos, y que nos les van a permitir formarse adecuadamente, lo cual es fundamental para ejercer bien su profesión. Mi consejo es que los dentistas jóvenes se junten, vayan de la mano como colectivo y reivindiquen y luchen por mejorar esta situación. El Codes está a su entera disposición para llevar a cabo iniciativas en este sentido, aunque es verdad que es difícil porque los dentistas, en el fondo, somos muy independientes, y nos cuesta hacer proyectos en grupo.

ODH: Usted lidera un centro estomatológico que lleva sus apellidos, que es una referencia en Oviedo desde los años ochenta y que emplea a más 40 profesionales. ¿Qué papel debería jugar la gestión en las cualidades del dentista?

JGT:Sinceramente, creo que la gestión debería ser una asignatura obligatoria en el grado de Odontología. Porque la tarea del dentista no es solo sanitaria, sino que se enfrenta a un negocio costoso y muy complejo de administrar y sacar adelante.

“La tarea del dentista no es solo sanitaria, sino que se enfrenta a un negocio costoso y muy complejo de administrar y sacar adelante.”

ODH: Volviendo a su apuesta por la Odontología pública, le recuerdo que así están los médicos y tampoco son una profesión precisamente satisfecha con su actual situación y sus perspectivas de futuro.

JGT: Pero los médicos están quemados por su pérdida de prestigio social, no porque formen parte de los servicios públicos de salud. Igual que en la sociedad se han deteriorado muchos valores que hace años eran poco menos que intocables, pues la Medicina ya no es hoy lo que era antes. Pero los médicos que trabajan en hospitales y centros de salud públicos tienen una profesión que pueden ejercer con dignidad y medios. Y eso muchos dentistas no lo tienen.

ODH: Como los que trabajaron para iDental.

JGT: Y encima van a tener que pagar por lo que hicieron y los auténticos responsables de este caso se irán de rositas. Si esos dentistas hubieran tenido una plaza pública, no hubieran caído nunca en el negocio de iDental. Estarían encantados de trabajar para el sistema público. ●