A propósito de dentistas y su formación

F. JAVIER CORTÉS MARTINICORENA
F. JAVIER CORTÉS MARTINICORENA ESTOMATÓLOGO. DOCTOR EN MEDICINA Y CIRUGÍA

Los futuros odontólogos siguen recibiendo una formación muy mecánica y poco médica. En cierto modo reproduce el modelo de cuando, hace años, estudiábamos estomatología para poder ejercer como dentistas. Era una formación casi exclusivamente manual, de técnicas y materiales. Claro que entonces habíamos estudiado antes seis años de medicina y, aunque ciertamente corto, nuestro bagaje médico era ya un activo importante para enfrentar el ejercicio profesional.

«El ejercicio de manual es las antípodas del ejercicio de la ciencia con sentido crítico»

La nuestra, qué duda cabe, es una profesión que utiliza mayoritariamente procedimientos quirúrgicos y protéticos; no en vano antes el título se denominó Cirujano Dentista y aún sigue denominándose así en muchos países, sin ir más lejos en Francia. También lo fue en el nuestro entre 1875 y 1901, impulsado por el Dr. Cayetano Triviño autor del meritorio libro titulado del mismo modo. Nuestra profesión es mayoritariamente quirúrgica porque la mayoría de los procedimientos que se emplean en su terapéutica (tratamiento de la enfermedad) se caracterizan por ser manuales. La prótesis es muy manual, la cirugía bucal es obviamente muy manual, pero también el tratamiento de la caries está enfocado como una manualidad. Ahora bien, de ningún modo puede ser una manualidad como lo es el arte de la orfebrería tal y como se expone en algunos cursos ya sean de operatoria dental o de otra rama de la odontología. Es una manualidad que aplica técnicas de rescisión de tejidos duros o blandos, enfermos, que tiene como finalidad la restauración de la salud y de la función oral. Procedimientos que cabe aplicar cuando la terapéutica no quirúrgica, es decir la médica, no va a conseguir el objetivo deseado.

Y tampoco es cirujano en el mismo sentido en el que lo es un médico que ha hecho una especialidad quirúrgica y su acción profesional va a ser de terapia solo mediante la cirugía: cuando el paciente probablemente ya ha sido visto, diagnosticado y tratado por un médico. Pero parece que a los futuros odontólogos se les forma en esa mentalidad. Veo en los programas docentes de algunas facultades de odontología que ya en su segundo año de carrera, antes incluso de que el alumno conozca la enfermedad de caries, ya aparece una asignatura que dice “Operatoria Dental”. Esto equivale a decir que antes de que el alumno sepa en qué consiste esa enfermedad, ya se le ha enviado el mensaje de que su tratamiento será quirúrgico: cortar y rellenar cavidades. Como si a los futuros odontólogos valiera más instruirles en un manual de procederes prácticos, en lugar de en el fundamento de las enfermedades que va a tener que tratar. Y esto es contrario a la medicina de la boca. Es contrario a los conocimientos que disponemos actualmente. El ejercicio de manual es las antípodas del ejercicio de la ciencia con sentido crítico. La técnica debe ocupar su espacio sin lugar a dudas, pero no todo el espacio. Y la universidad debe formar profesionales con sentido crítico. ●